viernes, 14 de enero de 2011

ETERNIDAD

ETERNIDAD



INQUIETUD

Si quitas tu aroma del jardín,
desplomados quedarán los lirios,
no habrá música en el mundo...

MUJER

Quisiera condecorarte
con los mejores frutos de la blanca noche.
Entre tus piernas
cantan las eternidades,
florece la luz inmarchitable...

ENTRE LAS OLAS

Porque un niño fantasma
solloza entre las olas,
la belleza se desmorona de mis manos.

ATARDECER

El día envejece y
muere amortajado en sombras.
La sonrisa de un niño
surgirá de sus despojos y
será efímera
como nuestra esperanza.

EL MAR

A pesar de la noche y la distancia,
de la manzana que huyó tras el horizonte y
del viento ahorcado en un ciruelo,
el mar es una gota en mis pupilas.

OSCURIDAD

Arrodillado
frente a un niño muerto,
pienso en la atroz cojera del planeta
mientras los caminos
se desangran
sin que pueda intervenir la luz...

ABUELA

Sobre la cinta calcinada de los álamos
suspira un ángel vestido de blanco...
Es tu espíritu vagando,
flotando como un aroma
Nadie lo ha visto:
sólo mi corazón de relámpago herido.

IMÁGENES

Cual hoja
en el viento
tiembla el agua al acercarnos
poblada de imágenes
que no podemos ver
pero que palpian
y sueñan
a través de los siglos.

IDEAL

Cuando desaparezca mi cáscara,.
proseguiré buscando
el poema que jamás he podido vestir...

MOMENTOS

Hay momentos sobre piedra
cuando el espíritu escribe su vacío,
sus últimos fragmentos y
nadan en sombra sus ansias.
Entonces, aterrados,
nos parece que la vida es un mal sueño
del que hay que despertar...

NO HE NACIDO...

Guarda ese cardo, amiga,
que mi estadía en tu país
es transitoria.
No he nacido para perpetuarme
en una rosa
ni es para una sola noche mi canto.

CONVENCIMIENTO

Del viento,
que despoja al árbol
de sus inútiles vestidos,
he aprendido
cuán grande es luchar y
apagarse deshecho
en copihues palpitantes...

ARENA

En esta arena
veo rostros, árboles enlagrimados,
escucho el susurro
de una guitarra pulsada hace milenios.
Después, cuando dormidos
nos encuentren otros amaneceres,
tal vez alguien,
pisando nuestra inmortalidad,
comprenda el pensamiento
que hoy te entrego.

LO MÁS TRISTE

Cerrar la puerta
a los aromas,
diseminar aquellos soles
que bailaron en nuestra piel,
verse desnudo en medio de la noche,
es más triste
que poseer un mar embravecido..

LEJANIA

Lejos de mi España,
de los candiles
caídos en la hierba,
siento morir la tarde,
apagarse la montaña.

LA VIDA

Cuando los frutos
resplandezcan en todos los huertos,
habrá fiesta de mirlos en el aire y
el libro de este camino
será leído al borde la espiga.

ETERNIDAD

I

Hace tres mil años nos besamos
en la espesura de un bosque petrificado.
Nuestro amor quería romper
la niebla del espacio y del tiempo.
El mar nos decía que seríamos infinitos.
Al cruzar la estepa de los siglos
habría tiempo papa beber
aquellos crepúsculos que no alcanzamos apercibir.

II

El aciano azul lloraba
cuando una mortaja ciñó tu cuerpo.
El viento gemía
ante el derrumbe de tu templo,
La humedad te tocaba en pleno corazón..

III

Mil años después,
huérfano de luz, besé el polvo del camino.
Algo tuyo palpitaba en él.
Murmuré: “Te amo, polvo mío.
Esperaré que relumbres como un ídolo de bronce.
Caminaremos juntos bajo la noche gigante
y hasta e simple trébol
cual la oveja de los mares
se arrodillará a nuestros pasos.

IV

Un día de te vi nacer
con el regocijo de un naranjo en flor.
Peo ya mis pasos estaban amarillos.
El silencio se arrastraba a su morada.
Habías llegado tarde.
La muerte disgregaba mis espinas.
Los cipreses nunca comprendieron
por que la tierra se agitaba en las noches de calma...

V

Hoy no nos hemos encontrado.
Yo soy un faro ciego que en vano lucha
contra las tempestad
Tedio florece en mi costado
Los ojos vagan sin rumbo por las playas. .

Tu llegada será tranquila como el lento gotear de la aurora.
Reconoceré tu voz,
tu cuerpo solemne,
dadivoso en abandonos.
La desterrada juventud tornará a mi frente y
en las palma de mis manos comenzarán a caer estrellas.

VI

Nos amaremos como se aman los árboles en la noche.
Nunca mancillará nuestra marcha la hipocresía.
Despojada del manto de los atavismos,
querré verte desnuda
como esta mano que aún no cautiva los cielos.
Has de ser tan generosa como el agua,
amplia como el océano.
serás hermana de mi silencio,
sosiego de mis volcanes y
transformaré tus fuegos en la felicidad del agua dormida.

No te detendrás ante ningún escollo.
Mi barro triste estará contigo.
Y estoy cierto que en tres mil años
volveremos a leer este poema
en la espesura del bosque petrificado...

MANOS VERDES...

Entrar a mi silencio
para comprender el lenguaje silvestre de estas manos:
remueven la tierra
como acariciándola,
depositan la semilla
que mañana iluminará tu rostro.

En cada flor hay un poco de mi sangre,
también de mi sueños.
Este aliento se confunde
con la respiración de la húmeda madre.

Cada jardín es un pequeño reino:
los dedos son príncipes prodigiosos.

Las plantas me conocen.
Y en las morenas soledades
pronuncian quedamente un nombre..,
deseando que se esfumen los carruajes de la noche
para verme de nuevo junto ellas
arrodillado
como orando
o recordando una imagen perdida
en la infinitud del tiempo... .

Un día ya no vendré.

Se habrá apagado mi sonrisa y
una oscura dalia sellará para siempre mis labios.

Las plantas no querrán la luz del día,
amarán los pasos cautelosos de La noche
para oír la sinfonía de mi riego...

Seré yo quien cierre sus párpados:
las manos seguirán puliendo verdes ensueños,
amando la sabiduría infinita del agua...

Seguirán flotando eternamente...

ÁRBOLES EN LA INFANCIA

Fueron mis mejores amigos
allá en la estancia de los trompos.
Me enseñaron a cantar.
A veces era un sauce,
una acacia trasnochada en aromas
o algún roble enamorado de su altura.

Mi mayor pena
era verlos sin la sonrisa de sus hojas.
Creía que se marchaban
al lejano bosque de los anónimos.
Cuando desde el peñasco de las nubes
saltaba una pantera.
Y ellos se quedaban solos bajo el agua,
defendiéndose a duras penas
de los puños del viento.

Pero al invierno
también le crecía vapor en las sienes...

Cuánta fiesta para el espíritu.
La torre de los árboles
era besada tiernamente
por el rubio pintor de la tarde.

Como ya el hombre asomaba a mis ojos,
comprendí que los árboles tienen su propio lenguaje.
En un a encina vi la imagen de mi abuela
y montado en un sol de fantasía
le pedí aquello tan anhelado: un cuento.

“Hace muchos años vivía un príncipe...”

No pudo seguir.
Dos hombres oscuros interrumpieron el relato.
El hacha de los leñadores
la desterraba del camino.

¡Cómo se quejaba mi abuela encina!

Yo sólo era un niño.
Las hojas caían como un llanto...
La palomas en mi infancia
se empaparon de tristeza aquella tarde
cuando por segunda vez fallecía mi abuela...

LLUVIA

En medio
de la noche
se desangran las nubes.
Una carta extendida
es la lluvia en la memoria.

El puma de la tempertad
desmenuza las hojas,
se aleja rugiendo entre los secos almendros.

Ahora que dispara su dardos el invierno,
quisiera verte alegre
como un duende dorado,
bailar
entre las viñas del tiempo desterrado, sonreír
a la estrella
fatigada de cielo.

Quisiera
que en aroas florecierasn las ansias
y el polvo de tus labios
el aire se llevara...

Pero l agua envejece,
solloza de rodillas: su infito llorar
ns arañas las manos.
Y gritamos
un silencio que nos rompe la carne.


NAUFRAGIO

Naranjas tibias en el cielo...

Tendido sobre nubes
renace en mí su aliento, esa flor
desplomada por la fiebre del viento...

Nació para ser pájaro, fragancia
de laurel:
sus manos se llenaron de alas una tarde y
los duendes
huyeron de su rostro silvestre...

Lloraba una guitarra
perdida en la montaña, gemía un vagabundo
en la copa de los árboles...
Hoy el bosque en su nombre
florece en la memoria,
la música del fuego
solloza entre las hojas...

Inútil es esta humareda en el pecho.
Ese día naufragó la barca de su sangre,
se apagaron las aguas
en el reino escarchado y
se fue pensando en los silencios del poeta...

DESPEDIDA

Me despido de tu sangre.

Puede que mi regreso
sea cual mano disuelta en la distancia.

Si oscurecido vuelvo a tu posada,
si de tanto llover
se empañan mis ojos, no maldigas
a la desconocida que me dé su aliento.

A pesar de su equipaje,
he de romper
los fríos que me cubran
para llegara a tu boca
en un sorbo de agua tembloroso..

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