domingo, 11 de mayo de 2014

DIOS EN EL AIRE SOBRE UN TRINO (1997)

DIOS EN EL AIRE SOBRE UN TRINO

SI PUDIERA SER COMO TU, INFINITO

                                    "y mi edad es como nada delante de ti..."
                                                                         salmo 39

Contemplar tu dios creado por el agua,
atravesar muros, solo:
mi noble animal
quedó en la ciudad invadida por los hombres planos.

Este latir pertenece al desterrado
herido en combate de alas y pezuñas.

Inútil es que la luna estalle dentro de un ataúd.

Fracasos muerden huesos
en helado gotear.

Si pudiera sentarme a esperar la lluvia,
ser, como tú, infinito, poblado de nacimientos,
y cantar y reír...
Lejos de la espiga,
mi mano destila arena, simunes...

Ya no sé si soy algún vegetal olvidado por los pájaros.

Presiento la partida.
se me escapa el nombre, la palabra...
Mis harapos caen, mueren, renacen.
Hay espanto en la penumbra.
Concédeme por un instante la gracia de ser tú.

AZUL Y PIEDRA

Dulce terror de saber que mañana
seguirás mostrando tus heridas de luz.

Trepando por el agua
ahora más que nunca te unes al cielo y
yo no sé si estás arriba o abajo:
me circundan olas mordidas por el relámpago...

Bríndame un poco de tu hielo
para soportar este bello espanto de ser hombre
entre azul y piedra...
Por sentir sus pasos no quisiera entrar en mis ojos...

Sería hermoso morir bajo la lluvia...

ÁRBOL

Fruteces
dentro y fuera de mi.
Testigo eres de mi locura en días oscuros.
Floreciste
una lágrima
tallada por mi soledad.
Escuchamos al río en el viento cantar.
Y viste al niño
sobre el hombre gemir.
Hoy, acariciando tu corteza, te digo adiós en un susurro.

PESCADOR

En las noches el mar crecía dentro de tu alma,
trenzaba rumores, invadiéndolo todo,
dormía en las ollas,
bramaba entre las sábanas, alzándose
entre la escasez y la nostalgia...

Fuiste un poco de carne amarga arreando imposibles,
sombra unida a otros espectros:
el viento seguirá preguntando en la caleta por otros juanes.
Olas continuarán labrando cruces.

¡Eres ahora pastor de viejas estrellas cojas?

Persigues esmeraldas en lugar de latidos?


Ahora el anciano gigante tose gaviotas enfermas.
Como vagabundo, envidio tu suerte: bello terror
de apagarse en medio de un cielo hecho pedazos...
Mi animal maldice la tormenta que quitó el pan en tu mesa.

Corren aires afilados, llueve en la desnudez.
Ahora el anciano gigante tose gaviotas enfermas.
Busco mi nombre en las arenas:
nada palpo,
quizá esté muerto hace siglos... ¿Soy el pescador
que acaba de morir en la selva bramante?
Muelle abandonado por el agua,
estacado entre las dunas,
en vano alzo mis cicatrices por sobre los acantilados...

Nadie se levanta en defensa de la semilla translúcida.

Perdona tanta inutilidad. Quizá mañana
se iluminen senderos, haya menos soledad y
cesen de cojear los astros...

A ORILLA DEL MAR


                                 "Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios..."
                                                                                                   salmo 69

Hoy las víboras me cercan.
El miedo en el silencio es un lobo llameante.
He perdido mi estatura.
Me ha faltado ´pupila para saborear un pan en las alturas.
Comprendo: mi vehículo es tierra, agua, cal. polvo.
A veces lo dominan temporales bonanzas y
hasta la carne luce fanales.

Me resisto a creer que esta mano forme parte de mi.
Y este rostro, ¿es el mismo de ayer?
He sentido terror,
presiento agonía entre podridas lunas.
Nadie tropezó en mi carcajada.
No he triturado sueños ajenos. Nada es mío.
Solo este dolor inmóvil...

Ya no sé si la risa es una fábula
o la víctima del grito.
Frente a tus cóleras pienso en el animal que pude ser,
estructura de un libro jamás escrito.
Los cuándo y los nunca socavan mi corazón.

Cómo amanecer frutecido cada día, hundirme en un pájaro,
trenzar las palomas
cuando un niño ríe...

Debo saber si el cielo puede más que el huracán...


ERA UN TIEMPO DE YUYOS...

Silencio de sollozos ahogados
cuando la noche vaciaba su cascada de cuervos.
Pisoteado estaba el cielo entre los hinojos.
La hiena insomne
devoraba luceros, anhelos se asistir
al parto de la tierra,
obtener su leche, sus frutos...

Y tú eras.

Empezaba recién a nevar sobre tu pelo.
Y tu pena entraba como viento petrificado a tu alma.

Cierto aroma retorcido en lamentos me ha llevado
a casa de maderas antiguas
donde mi madre trenzaba suspiros en cocina fantasma.

Era un tiempo de yuyos cabeceando soles.

Desde la tiniebla, se alzan arbustos,
junto al agua devoradora de plenilunios,
entre espanto y asombro
cierta mezcla de grillos y renacuajos.

Ya en la calle, fieras rompen el mundo, siembran
ese terror de caer en pozo de garras,
perderse
en laberinto de paredes agusanadas...

Ah, época de grises llamas...

Cormoranes abatidos en pleno vuelo.
Piel enlagrimada
arrastrándose tras una limosna de agua y sal...

Alguien logró escapar de las oquedades
para cantar
anónima canción castigada por la angustia...

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