lunes, 17 de enero de 2011

LLUVIA CELESTE PARA UN SUEÑO HERIDO...

LLUVIA CELESTE PARA UN SUEÑO HERIDO

FRENTE AL MAR

Mientras regreso
a la extraña casa que me hospeda
miro hacia atrás:
La vida es un desierto de ensangrentadas arenas.

Está mi silueta inmóvil
frente al mar...

REPETIDA SOMBRA

Destellos de planetas
existentes solo en distancias inmemoriales...
Alguien mora en los acantilados,
se vislumbran felinos en la bruma.

Aguas rompen la mirada,
de silencio sollozan las manos.

La vida es un desierto de ensangrentadas arenas.

Un alarido triza la niebla.
Nadie está sembrando al calor de una sonrisa,
no hay espera,
la noche se incendia entre peces y corales.

Un joven viento asediado por las olas
se suicida contra los roqueríos.

CERRAR LOS OJOS

Tenderse en la arena
frente al imperio de insomnes cristales,
sentir
la muerte
dulce como una llovizna
transparente afable...

Olvidar
este torpe caminar
invisible a todas las ausencias,
cerrar los ojos
en cantar de aguas y guitarras...
...y ser
nada más que una brizna en el viento...

PRIMERA LLUVIA

De madrugada viene la primera lluvia:
derrumbe infinito de peñascos, truenos,
ladran los perros
a unos pasos desconocidos,
la diáfana fiera muerde
vestimentas amarillas.

como si la piedad bostezara sobre el mundo
las calles
se transforman en ríos diminutos...

Un astro ciego camina sobre el techo.

Desde la distancia un silbido penetrante:
la muerte pareciera venir de las paredes...
Este cuarto ahora es inmenso:
la mirada
rebota en distinta ensoñación
entre las mojadas piedras de un tiempo usurpador...

Un frío de soledad y angustia
navega entre la cama y la puerta última...

TAL VEZ MAÑANA...

Gigante es la noche cuando los pasos
son enfermos y solos,
la misma lluvia
se transforma en música de cuervos y demonios;
helada sensación sembrando dolores,
sombras clavan como agujas...
Es necesario pararse, caminar,
dejar que un suave murmullo nos inunde la cara...

Tal vez mañana una gota de sol
caiga sobre la nieve de los años, y
la viajera de sombría sandalias
aparezca con una tibieza dulce profunda...

AUSENCIAS NOSTÁLGICAS...
                                      a mis hijas
Se fueron las notas rosas, juegos, muñecas
de niñas adoradas: solo
ha quedado una sombra en el pórtico,
mirando hacia la distancia
cómo la tarde se muere de nostalgia...


El universo estaba con ellas, todo era transparencia,
la música
brotaba de las piedras,
el corazón desgranaba rojos horizontes,
hasta las ortigas
eran suaves amigas..

Las plantas crecieron,
forjaron sus nidos, construyendo su propio sendero...
Ya no están alegrando
este caminar
que fue un canto a la vida...

No se sabía entonces: la esperanza es muerte
disfrazada de mágicas alas,
solo un aro de humo desapareciendo
entre los pliegues del atardecer...
.

domingo, 16 de enero de 2011

BRIZNA EN LA NOCHE SOBRE EL PASTO...

BRIZNA EN LA NOCHE SOBRE EL PASTO...

DOBLE POBREZA

Un infante
devoraba trozos de perro...
...algunos hombres
caminaban
con la cabeza metida entre las piernas...

SOLEDAD (1)

En la tiniebla
eres una sombra blanca:
vas conmigo
rasgando la tierra
sin abandonarme jamás...

INFANCIA

Lunas rojas cubrían mi cáscara.
Nadie cantaba
en las primeras estancias-
Niños perdían sus ojos al nacer...
Me salvé
solo porque las ratas
prefirieron mis alas...

PUERTO EN SOLEDAD

He aqui el puerto
donde
tu figura
engarzada al último sueño
se perdió en el horizonte...

NUEVA LLUVIA

No está vestida de hojarasca
ni vierte
torturadas melodías...

Tropel de niños invisibles
danza sobre las hojas.

Ah lluvia poblada de leyendas.

Aire soy esta noche
entre sus vientos.

Observo su artesanía de cristales...

MORENEZ SUREÑA

Te pareces
a alguien que conoceré.
Eres
como la que está llegando
cuando ya se ha ido...

MARIA ISABEL

Mientras
vigilo tu sueño
escucho el llanto
de la primera mujer en el mundo.
Y siento crecer la lluvia...

TARDE

Acuario de peces dorados en el cielo,
Sumergido entre sus brumas,
fuego celeste me invade.
Magia de un instante alado.

Lejos de la lágrima y la piel, soy.

Desde la nube que se incendia,
canto. Y este cantar
surge diáfano, pleno.

¿Algún dios
cabalga en el viento?

ETERNO LLOVER

Lejos de mi propia estatura,
derrotado por visiones,
cierro los ojos
para no ver
la mísera caminata
que me conduce a vedadas oscuridades.

Hace centurias
que llueve sobre mis hombros.

PRÍMULA

Otra vez
mi corazón es una tarde:
vuelan guitarras,
nuestro firmamento
es un manojo de cenizas...

Angel de la guarda,
protectora del color,
tú me ayudarás
a que la muerte muera
en plenilunios...

GERANIO

Desde la miseria
te alzas apuñando cielos.
Te condecora el agua,
príncipe de andrajos lucientes.

Tu vivir es mágico,
hermosa tu pobreza.

Cuando fatigado de andar entre sierpes
olvido la risa,
tu áspera fragancia me ilumina...

CARRETERA

Huele a sudor, promesa no cumplida,
huella inmutable
de hombres oscuros, envejecidos de sol,
moribundos antes de nacer...

Hace ya mucho
que se fueron con su pena de sombra
apenas perceptible.

Hay en el asfalto voces antiguas,
esperanzas muertas
en la noche sin orillas...

MUJER

Rompe tus amarras, proclama
tu derecho
a ser pájaro, mar o viento.
Ahoga
ese horizonte redondo, pequeño.
Atrapa tierra y firmamento.

Más allá de ti misma
hay un cantar
de maderas translúcidas.

¡No te mueras de frío bajo el sol!

SOLEDAD (2)

Azoto mi cabeza
contra los adoquines,
escudriño
en antiguas murallas
ese olor
de mujer
gestado hace miles
de años...

FUTURO

Amanecerá
sobre el mundo
y yo estaré dormido...

Talvez
entrinado sueño
me ayude
a no despertar...

AROMA DE AROMO DORADO

Aroma de aromo dorado
impregna mis temblores.
Triste como un perro azotado de nieblas...

Anduve en decenas de canoas,
tendido
al borde de los crepúsculos...

La ceniza alza su castillo
de pájaros ausentes...
Y persisto en la búsqueda
aunque se me mueren de angustia
las esperas...

YA NO SERÉ...

Ahora
deberías estar refugiada
en ciudad de verdes cristales.
Apresúrate:
aparece cpon tu cesta mágica:
una pantera
corroe mi espalda...

Y ya no seré si tardas...

sábado, 15 de enero de 2011

LA PATRIA QUE NO TENEMOS

LA PATRIA QUE NO TENEMOS

SEÑAL

Nunca tuve patria que avalara mis horizontes-

Alnacer
me esperaba una tierra surcada de máscaras, cementerio
de ilusiones
donde entre ratas y relámpagos
la miseria alzaba su tiniebla olorosa a muerte...

Mientras pasaban papeles y números y
en las calles
lloraban infelices engendros,
yo solo era un trozo de vida doliente
entre el barro
la lluvia el frío el hambre...

Tampoco tengo patria ahora que me voy alejando...

Haber nacido fue un accidente, un error
la caída en esta costra planetaria
donde la injusticia
es una hechicera de uñas alargadas hacia los desposeídos...

Dejo mi palabra.
Talvez algún lobo triste atienda mi señal cuando ya no esté...

INVENTO CELESTE

Un aire violeta sobre la ventana: me despierta.
¿Habrá nuevas rutas
para saber si todavía el corazón canta desde su herida?
Pesados párpados sobre la ilusión de la luz,
pasos arrastrantes dolorosos.
Mano sobre el pecho,
quizá no debí despertar: más allá de este instante
hay fauces de acero, miradas de hojalata...

El mundo corre tras la fragilidad del menos afortunado.

El día entierra saetas,
la noche
tiene la virtud de encerrarme dentro de una burbuja...

Seguiré diciendo
que el amor es un invento celeste
para sostener las hilachas del último encuentro...

ROCA

¿Qué lluvias milenarias taladraron mi frente
antes de huir a la caverna?
¿Oíste mis pasos
cuando buscaba paja y alero para sortear rudos amaneceres?

Tú me viste pasar
detrás de una especie de aire comprimido de voluptuosas líneas,
debí soportar la derrota
ante la fuerza mastodónica...

Háblame ahora en la soledad de esta incógnita sabana,
murmúrame
donde una lágrima
detuvo mis afanes de venganza...

Soy el guerrero
derribado por la mirada de unos ojos imposibles.

Aún estoy herido,
decenas de vidas no han conseguido apagar esta sangre.
Te abrazo, beso tus crepúsculos nevados:
quizá seas tú -¡tan helada!-
la que marchitó mis ansias al pie de una noche sollozante...

viernes, 14 de enero de 2011

POEMAS PARA UNA ESTANCIA DILUIDA...

NOZAROC ZILEFNI


NIÑO AMARGO

No debo crecer
-le digo al viento-
hay demasiado monstruos y
yo tengo las manos de espuma,
soy frágil
como el yuyo.

Le diré a la lluvia
que me lleve a un país sin dueños
para arrancar
este dolor de niño amargo...

ATARDECER

Cielo de atardecer lleno de guindas.
El viento
monta un perfume de hinojos y
se adormece
entre los sauces.
Sería todo más lindo
si yo no tuviese estómago:
me dedicaría
a beber mariposas y
a coleccionar pepitas de rocío...

LA MUERTE DE UN NIÑO

Un niño
que tenía padres y
el pan era un buen amigo en la casa,
ha muerto.
No entiendo por qué se fue
un ángel tan hermoso
si tenía hasta una cama donde dormir...
Era firme
como una mata de choclo.
Su mamá es linda más que todos los cielos y
llora su partida....
¡Cómo me gustaría ser ese niño...!

ALIMENTO COTIDIANO

En esta acequia me detengo siempre
a mirar el agua
oscuramente café. Pasan palos, ramas,
hojas y... apenas diviso
una cáscara de sandía
la ensarto
con un alambre de paraguas y
me la como
mientras un poco de sal líquida
me sale por los ojos...

DISTANTE MADRE

Tus nuevos vástagos
te distanciaron de mí...
En este sueño de fonolas y liendres
sólo un pedazo de madre
tengo de ti.
Sólo te amo por las zancadillas recibidas,
porque envejeces
curvada sobre la artesa y
nadie en este desierto
medita en tu lastimada paciencia...
No me ves,
estás como al otro lado del horizonte.
No puedes ver
lo que ahora soy:
anciano de diez años
en un país de muñecas destripadas.

COMO UN PERRO

Soy
como un perro salpicado de barro
que no tiene dioses ni amapolas.
Soy
unos ojos quebrados
que quisieran apagarse
mientras nada encuentro
en este planeta de fauces amenazantes...

A TRAVES DE LOS VIDRIOS

Me gustaría
ser ese niño
que observo a través de los vidrios:
su madre le canta
para que sueñe con jardines alados y
caballos anaranjados.
A esta dulce señora
le diría gracias por darme
el agua tibia de su mirada
Y su voz me llevaría a un país encantado...

EN LA ESPESURA DE UN CUENTO

Quisiera
meterme dentro de un cuento,
jugar con gnomos, montar
una rosada nube, quedarme allí
mirando
el ir y venir de días y noches...

En algún recodo celeste
hallaría una princesa
jugando con aves y lunas...

Me quedaría
para siempre
en un camino desconocido.

ESCOPETA CON HOMBRE

Más allá
de los alambres de púas
las manzanas brillan al sol de la tarde.

Si me acercara... podría vencer
este dolor
con esas rojas delicias colgantes...

El capataz de la chacra -dicen-
les corta la cabeza
a los niños que roban fruta...
No me atrevo:
en la alfalfa
puede estar escondida
una escopeta con hombre...

FRÏO

Sería maravilloso
que en un carro de cristal
llegara Dios
a mirar
las traperías malolientes
que me cubren:
al verme temblar, él también lloraría...

SERIA TAN LINDO...

Si usted supiera señora
cómo me duele
la poca luz que me alumbra.
El pan florece en su casa.
Y no puedo pedirle que sea mi madre,
¡sería tan lindo
reflejarme en sus ojos...!
Yo nací
cuando las ratas
devoraban la luna y
un ángel negro
vino a quebrarme la mirada....

LA NOCHE ES MI MADRE

En mi alma
la noche desgrana un silencio
pleno de sonidos, advierto
cierto gemido,
en increíbles distancias. La noche
es mi madre,
parece no amarme, me castiga
con ceniza,
oscuridad, hielo, y sus carcajadas
son truenos
retumbando en caminos sin fin...
cuando un pájaro helado
me rompe la cara...

Los adultos desprecian
mis ropajes enfermos.
Sólo en sus arrugas
depositan las miradas.
Invisible soy:
no me ven cuando me retuerzo
sobre la vereda
llorando
la ausencia del pan y la manzana...

UN PAN AMARGO

Me han regalado
un pan amargo, de piedra.
Los hombres no comprenden:
mañana
estarán bajo tierra.
Talvez creen
que se llevarán sus mansiones y
seguirán disfrutando
caminos de colores...
Olvidan que su pasar es breve.
Si fueran amables
como el sol en invierno,
no serían ciegos y
duros con mi dolor...

COITO HUACHO

El hombre ensillaba su caballo:
¡eres un coito huacho...!
Apenas entiendo
la ráfaga de truenos
con la que hace polvo mi alma.
Miedo y dolor
estremecen mi cuerpo deshilachado...
Son mis primeas lágrimas
en Nochebuena.
Alguien me dijo que era mi padre y
casi se me caen los ojos
sobre las piedras...
El mundo está plagado de polillas.


OTROS NIÑOS

Debo morir esta noche
en la soledad de los vientos
en camino de nadie.

He llorado
por los árboles asesinados,
aire saturado
de pequeñas muertes.

Miro a otros niños
sin luz ni manzana,
se convierten en reptiles,
en lobeznos
ya dispuestos a morder
hasta el sol...
Aquí el pan agoniza...
El mundo de los libros
es un aire tan raro
en tierra de horizontes enanos...

Si llegara yo a crecer,
lucharía por todas las madres del mundo.
Y haría una gran fábrica
de padres verdaderos...

LA CIUDAD SOÑADA

martes 17 de marzo de 2009
LA CIUDAD SOÑADA
ALGUNAS PALABRAS A CARLOS ORDENES PINCHEIRA

Hay en este libro una herida interior, una lágrima suspendida, una metástasis adherida al recuerdo y que quedó escondida en un hueco del alma. Ese niño dormido que arrastra el hombre hasta el fin de su existencia y que le dice que no crezca, que es malo, que hace daño, son los sueños, las voces subterráneas que se esparcieron en la memoria soñando en lo que se iba a ser y no llegó nunca en todo ese mundo fantástico que palpitaba en su interior de niño.

Carlos Ordenes Pincheira (Nozaroc Zilefni, seudónimo que ya no usará en este libro, y sí en el anterior: "Poemas para una estancia diluida") es poseedor de una vasta obra literaria. En esta oportunidad nos entrega estos poemas productos de una época que va desde su niñez a su adolescencia, donde ha querido dejar vigente en su corazón de hombre sus primeros designios y auxilios; y que no quiere que se escabullan en el carnaval del tiempo. Es la magia a la que recurre a diario este poeta doliente para poder sentirse más liviano en esta batalla de estar en pie.

Es un libro lleno de sorpresas, de músicas, vivencias de ese cosmos azul que todavía navega en su estructura actual con un lenguaje ingenuo, florido y simple, como esa inocencia perdida que se desliza en una planicie resbalando al borde del tiempo y que se ha convertido en su angustia existencial.
DAISY BENNETT



LA CIUDAD SOÑADA

I

Dejaré al hombre durmiendo, tiene tantos dolores,
desengaños y mañanas endurecidas.
Ahí está, sumergido en sus brumas plagadas de cicatrices y cruces.

Ha de ser así,
no debe intervenir cuando el niño se imagine una vida nueva,
una madre transparente
dadivosa en ternura y trenes galácticos..., en una casa
saturada de paz, tibieza,
con paredes cubiertas de retratos de historias
cuyos protagonistas
siempre son buenos y cantan amores frutecientes...

Es preciso construir mariposas, libélulas, jilgueros, abejorros,
para aquel sauce que lloraba
por una brisa vagabunda, enamorado y pálido. Palitroques,
camiones de madera recién pintada,
algún caballo iluminado corriendo por el potrero en miniatura...

Duerme, luchador, junto a la bestia melancólica. Ya nadie
recuerda la proeza de alzarte
contra lo establecido por títeres de corazón helado...

II

Voy transgrediendo normas y dromedarios de bronce,
me invento a mí mismo
como un albatros dueño de los mares, y aquí o allá, estará la ciudad
de mis sueños,
suma de mis aspiraciones pequeñas inofensivas, llenas
de gracia estrellada.

Agito las alas y desde muy arriba miro, investigo, busco la piedra
donde me sentaré a contemplar las olas niñas.
Me miraré en el agua y me veré verdadero bebiendo azahares...

Niños rojos, verdes, azules, amarillos y negros, me llamarán y
seré uno de ellos entre juegos y alegrías...

Y seré Nozaroc Zilef
porque allí habrá una madre jugando con las estrellas,
llenándose la garganta de trinos anaranjados.
Y en las albas rocas de un mar temido y amado
una muchacha
me dirá que he caminado a su alrededor,
sin detenerme por temor a ser llovido de vidrios punzantes y
no beber de sus manos de cristal...

III

Antes de emprender el viaje, tú, sierpe vestida de mujer,
no sigas arrojando sapos negros por la boca,
ni maldiciones de truenos trotando por la llanura...

El hombre se marchará pronto al mundo de los cantos celestiados.

Lo empujaste tantas veces al abismo: él siempre ha subido y
ha bailado sobre su cabeza...
Jamás nadie reparó que se alimentaba de hojas, trozos
de astros moribundos...

Ahora me abro paso entre desfiladeros, se romperán mis ojos,
caerán hechas astillas mis piernas y brazos,
habré llegado a besar la arena de una patria pequeñita
inventada
por esta locura de ser una gota no perecible de amor...

IV
Es 1952.
Independencia 831, aquí trabajo: mis manos
son ágiles haciendo plumillas, quques, pasteles, tortas,
aunque siento
que estoy estacado, como amarrado con cadenas.
Nadie sabe que en mi corazón hay grillos y luciérnagas...

Ojalá sepa leer cuando cumpla quince años
para entender por qué la bella durmiente estaba en el bosque,
por qué blanca nieves tropezó en una manzana,
me han dicho que es verdad lo de caperucita: ¡se la comió un lobo!
Cuesta creer que alguien se alimente sólo de flores
o se coma una estrella...

Quisiera llevarle a mi mamá un saco de cosas ricas, o dinero,
tal vez le hiciera cariño al hijo
desterrado del calor humano... Me da pena saber
que siempre tendré cansancio y
nunca dejaré de ser inculto como los carretoneros
cuyas lenguas se enredan en culebras y burros de carga...

V

¿No es esta la ciudad que imaginé
cuando dejé dormido al vagabundo loco...!
Destilan nostalgias, feos aromas los faroles...
En sus propios ladridos los perros quisieran suicidarse,
todo es neblinoso,
caen gotas ácidas desde arriba, se oxidan las plantas...

¡No hay nadie aquí dispuesto a vencer sus demonios
ni a correr tras la música que se aleja sin remedio...!
Le han sellado la boca a las mujeres,
zapatos de plomo le ponen a los niños
para que no se desplacen hacia el centro a pedir comida...
Monstruos de cuatro patas siembran el terror
donde hay escasez de luz y pan...

Debo alejarme de esta ciudad antes que los autómatas
me pongan etiquetas y
me ordenen andar con el cuello tieso...
Sé que voy a encontrar esos paisajes tibios puros, esas casas
llenas de ternura y soldados de plomo sin fusiles...

Allí el sol luce diademas de diamantes
cuyos rayos no tuercen la mirada... Es un hecho que la hallaré
porque he sido transparente, no he sembrado cizaña,
he aprendido de los pájaros
a entregar mi canto aunque haya cazadores de ojos bisturiados...

VI

En la patria que busco
no existen los caballos desbocados del odio,
la tristeza
sólo es una brizna en las manos del viento,
la alegría es el árbol perfecto en el centro de la vida.

Y la luna es verde como las hojas del yuyo.

En la luz de las luciérnagas altísimas
resplandecerán nuestros zapatos nuevos
porque habrá repartición elevada,
conejos azules esparciendo
semillas siderales en el alma de los infantes perdidos.

Las mamás no serán enredadas en las zarzas del abandono.

Los nuevos seres cantarán por los caminos y
nadie verá a un niño de trece años acarreando sacos de harina
observado por hirsutos ojos de acero...

Algo me dice que ya estoy cerca del naranjal eterno...

VIII

Mientras sigo buscando a ciegas el suelo anaranjado,
pienso que me habría gustado ser quintín el aventurero,
tarzán de los monos
o supermán, el hombre de acero, para que la justicia no luzca
ese odioso traje negro,
ella sólo ve y castiga al caído y no al que nos regala hambre y
juguetes despedazados, o muñecos sin brazos...

Le daría a todos los niños un carrusel de colores,
camiones cargados de calugas y
a las mamás vestidos y almacenes sin fin...
Le diría a los malos que se fueran muy lejos
más allá de la cordillera...

Todos seríamos felices porque la tierra
nos entregaría duraznos y lechugas...

¿Estoy delirando?
¿Me estoy enfermando otra vez de la espalda?
El cielo de la tarde se llena de ovejas doradas,
después aparecen monstruos que me comerían si estuviera allí...

¿Cuándo estaré pisando la arena de la playa de mi ciudad soñada?
En alguna parte del mundo está con sus torres bañadas de luna...
Seguiré buscando, siempre buscando...

VIII

Hermosa
como esas tardes que refrescan la fiebre y
su cabalgata de siglos...
No recuerdo cómo llegué a sus dominios: un cuarto, espejos,
cuadros de mujeres desnudas jugando en el agua,
extraños perfumes
entrelazados en una guerra de olores...

Tú me miras y
hay amor en tus verdes cristales... ¿soy tu juguete?
Me subes,
me bajas de un cielo a otro y, ante mi asombro
desfilan por mi cuerpo
paisajes tibios, estrellas diminutas plenas,
raros resplandores, olvido mi rostro y mis manos y
asciendo
hacia un firmamento desconocido, dulce y amado;
mis brazos y piernas parecen de azúcar, livianos infinitos...

Cuando regreso
tengo mi cabeza entre tus senos
donde de seguro se ha desmayado un rayito de sol...
Tus labios viajan por todas mis derranías,
vuelvo a entrar a un mundo de tiernos reflejos,
leves gemidos, ¡paraíso...!

La más bella de las mujeres sólo podía estar aquí,
en el burdel...
Cuando sea adulto jamás encontraré tal transparencia y
he de morir pensando que fuiste
una maravillosa mezcla de fuego y espíritu,
cuando en tu lecho tú y yo nos iluminamos
en un aire distinto...

IX

Ay, virgencitas
de la macarena, fátima, lourdes, andacollo, maría, guadalupe,
ruego a todas
le den a mis catorce años una migaja de cielo,
me siento extraño y muy ajeno a esta tierra donde han mutilado
mis primeros sueños y
ahora no cae agua del firmamento sino de mis ojos hambrientos...

Ayúdenme a encontrar el camino, pongan una luz
en la tiniebla que me invade y habla de una nada sin rostro...

Alejen de mí los ogros que me acechan por las noches
con sus dedos de ceniza,
soy un lobito pequeño, sin amparo,
sufro la angustia de estar donde nunca pedí que me trajeran...

Quiero que me señalen la ruta hacia la ciudad donde las lágrimas
están fuera de la ley...
Patria verdadera amante de todos sus hijos
aunque sean verdes o morados...
¿No les parece injusto que se me rompan los pulmones
por treinta centavos de hojalata?
Si no encuentro ese lugar prefiero hundirme en el lodo y
ya no sentir, no ser...

¡No me dejen abandonado en este infierno de títeres sin cabeza...!

X

Observo las noches que van chocando unas tras otras
como bolitas de cristal negro.
Continuo anhelando la mano iluminada de una madre
sobre mi rostro disfrazado de sombra.
Repentino desaliento enturbia mi andar
porque tras las colinas
sólo hay esqueletos de amistades efímeras...

No hay vestigio alguno de algún jinete arreando los imposibles
para dar paso a los días de agua clara...
Desde las hierbas
se levanta un clamor hacia las alturas: lloverá;
lloverá, y no me podré refugiar
porque mi templo envejecido
lo dejé tirado en un lecho de nieblas...

XI

En su arreo de lágrimas y quejidos,
el viento quiere arrasar con los techos: los truenos
caen como piedras en mi alma...
siento que el cielo nada puede contra esa furia...

Se ven asustados los árboles: soy uno de ellos
debajo de las descoloridas fonolitas...
Junto al ruido galopa el hambre como un brujo maldadero,
el aguacero tiene uñas de hielo;
cerca, llora una una niña porque su chupete no tiene sol
mezclado con oro trigalero, la madre
quisiera volver al tiempo que nunca existió...
Aquí la tristeza es más inmensa que todos los edificios.

Proseguiré la búsqueda cuando esta mojada jauría desaparezca...

XII

Aquel cerro se parece a una mamá después de lavar ropa ajena,
cansada como una bestia,
sin más recompensa que la luz de una vela, agónica...

Dicen que se debe sufrir para llegar al paraíso...
Prefiero llegar a la estación de ninguna parte,
ser dueño de las estrellas
por un instante...
¿Qué será de ana -me pregunto.. cuya morenez resplandecía.
Mi primer hechizo.
Hace cuatro años se casó... Y yo me fui bajo los sauces a ver morir el sol...

También pasa por mi mente la figura casi trágica de la cantinera:
yo sentía un amor más grande que todo el mundo...
hace ya tiempo dejé de verla.
tal vez se fue por una de esas calles que mueren en la oscuridad...

La tarde es una anciana de lentejuelas dolientes: llueve...

Cómo no recordar
a mi ruth cuando regresaba del colegio
con la poesía retratada en sus ojos... Me duele
como si tuviera un leño ardiendo en mi cabeza...
Era yo tan pequeño...
las bestias con pantalones eran tantas...

Mis tres primeros luceros.
Jamás pude conocer el sabor de sus labios firmamentales....

XIII

Llegué a una gran ciudad donde sus habitantes me parecieron diáfanos.

Al tercer día vi que pasaban en caravanas
en dirección al no asombro ante ausencia de pan o justicia
en las casas de moradores amarillos de hambre
enredados en toses interminables...

El dios reinante es un balón de fútbol.

Juegan con la dulce cabeza de las mujeres, no respetan
su altísima transparencia...
Hay centenas de infantes pálidos de terror
ante la estela de sueños muertos por la guerra...

¡Juro que volveré a este lugar cuando encuentre mi ciudad,
los llevaré conmigo, conocerán las celestes raíces del canto y
los frutos multicolores de la igualdad...!

XIV

Estamos en 1954...
He atravesado ríos, bosques, montañas. Con alas doradas
sobrevolé los mares,
llegué a países donde las mujeres carecen de cuerdas vocales y
son azotadas abuelas madres hijas hermanas...
Feos engendros -parecidos al hombre-
siegan alientos, ilusiones, queman la risa...
En camiones se llevan los sueños al gran pozo negro...

Con mis casi quince años me puse a llorar en medio de la calle;
sentí un alúd de carcajadas,
arrojaron mi cabeza al cieno...
Yo sólo quería que en el mundo
se acabaran las guerras y los trigales entrrgaran sus tesoros
sin mirar rostros, etiquetas, marcas, razas...
Yp sólo quería que el amor fuese una fina lluvia que a todos llegara
perono hay oídos, ojos o campanas
derramando paz y amaneceres dulces...

XV

Un gran cansancio me debilita el caminar... Mis deseos
se han estrellado con murallas,
caras duras, de granito... El sol cae
sobre mi cabeza y dice la herida es profunda...

Debo volver a mi cárcel dolorosa...
He perdido y, a fuerza de fracasos, me ilumino,
pareciera que mi ciudad existirá en un tiempo no lejano.
Quiero estar allí,
cuando florezcanlos manzanos,
cesen de estar helados los corazones...

XVI

El hombre me recibe con sus brazos abiertos ya débiles
por una enfermedad que no entiendo,
reune todos sus poemas,
hace una cama con ellos para que yo duerma entre versos y metáforas y
me quede sereno abrazado a alguna imagen...

Suenan sus palabras
mojadas por la lluvia silenciosa
que viene desde su alma de lobo perseguido por las injusticias...
Desde arriba
caen diamantes sobre su cara y él quisiera esculpir su último poema
en la espalda temblorosa del viento...

Carlos Ordenes Pincheira

enero - marzo 2004


Ricardo Navia, excelente poeta, dueño de Génesis, que publicó este poema, señaló:

"Si alguien se atreviera a escribir una historia actual de la poesía chilena, una antología, sería difícil de tomar en cuenta a tantos autores desconocidos que tienen bellísimos poemas.
No es el caso de Carlos Ordenes Pincheira, que tiene a su haber una obra de singular calidad.
Además, el autor ha publicado diversas antologías que han tenido un gran éxito en el mundo literario.
Editorial Génesis se enorgullece al presentar ahora una nueva obra de Carlos Ordenes Pincheira,
"La Ciudad Soñada", ciudad que no pasa de ser la ilusión de una ciudad ideal imaginada por un adolescente. El protagonista del poema recorre numerosas ciudades que no llegan a ser "la
ciudad soñada", pero persiste, sigue buscando, camina, recorre, cree que ha llegado a la meta, pero: ¡NO ES ESTA LA CIUDAD QUE IMAGINÉ...
Y se aleja para seguir buscando, incansablemente...
El libro es un poema que encierra una gran historia.
Habrá momentos en que el lector quedará sobrecogido al sumergirse en esa realidad imaginaria, que es una gran realidad.
Con Carlos Ordenes Pincheira, la Poesía sigue viva y está presente en todos los instantes de la vida.
RICARDO NAVIA

NOTA: en el Canto VIII el poeta recuerda a una hermosa prostituta que le enseñó a caminar por
sendas diferentes. Y hoy, si estuviera viva, se arrodillaría ante ella y le besaría los pies...

En aquel tiempo, de los trece a quince años del autor, todo lo evocado es verdadero, en un lenguaje distinto a su poesía de adulto. Nota del EDITOR.

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GRILLOS EN EL ALMA

GRILLOS EN EL ALMA


NO, MADRE, NO ME MIRES


No, madre,
no pidas que te abra el cofre de mis interiores,
sólo verías manojos de humo;
deja que te engañe con la sonrisa
-aurora que oculta rocíos-
y no mires
el fondo marchito de mis ojos,
sólo contemplarías
tormentas de imágenes oscurecidas.

No, madre,
no mires la fuente seca de mis manos,
¡qué de sinsabores fulgen!
Sí, madre,
es cierto que mi voz está ensortijada
de golondrinas enfermas:
no hagas caso al ruido de sus alas.

Soy embajador del país Melancolía,
poeta vestido de pájaros y ensueños,
árbol florecido en sangre y fuego,
viento ebrio de amargura
que azota sus cabellos
contra las injustas rocas del mundo.

EL ANCIANO JORNALERO

El chuzo se hunde con energía
en las primeras horas;
luego de un ronco suspiro
se aferra al acero
un lento batir de alas;
la piedra, el concreto y el sol parecen mofarse
de aquel atardecer
ornado de garzas blancas.

Cada gota de sudor
es un mensaje desesperado.

Pecho jadeante.
Qúe ansias
de tenderse en el mismo suelo;
los ojos duros
observan cada movimiento
y el chuzo sigue repicando en las piedras
lentamente,
como si aquellas manos
mostraran sus últimos rayos.

Por qué bregar
si ya viene la muerte inexorable
ostentanto un escudo de oscuros signos?

Porque alguien espera
en la puerta del hogar
con un puma en las entrañas;
porque el hijo mayor
recién lanza semillas;
el menor
aún no entiende el lenguaje del mundo
y el pueblo
está condenado
a derramar su última rosa de sangre
entre los muros de la construcción.

II

Oh noble anciano,
cuán grande es mi pena
al verte como una estación
apuñalada de relámpagos,
triste como el roble
que siente cortadas sus venas
y ve que ya sus compañeros
se diluyen en distancias.

Todas las tardes
tus manos llegan desiertas
para llenarse de papeles...
entonces todo cambia:
la comida se pone amarga,
las horas se visten de luto,
el lecho se inunda
y el mañana se corona de fatigados pasos.

Para ti no existen los paseos,
ni la música alegre
ni el sueño de espuma.

Al completar seis jornadas,
una lámpara brilla en tus pupilas
y pronto se apaga:
el salario se pierde cual mancha de humo.
Tu voz rompe sombras
en torno del brasero agonizante
mostrando un contento que no existe.

ATARDECER
a José Miguel Vicuña

Sobre alfombra de inquietudes
se deslizan
las blancas flores
del dolorido caminante;
grandes tajadas de sandía
caen
sobre las alas
de la paloma moribunda
y azulosos fantasmas
se coronan de campanas:
el niño transparente
juega
en los jardines,
sonriendo
y derramando sus bolitas
de lejanos perfumes.

VINO, HUMO Y MISERIA

Esta noche
quiero olvidar mi nombre.

Amigo,
ponga dos mensajes sobre la mesa;
apartar los escombros quiero.

Entra a mi boca,
turbia serpiente,
te invita la sonrisa
-cisne traspasando la noche-
para que tu obra
quede perfecta.

Oh, cigarrillo
que esperces mil aromas
antes de caer despedazado,
eres hermano de la esperanza,
del mañana auroreado
que nunca obsequia aromas,
del primer amor
dormido
en un cofre siempre abierto.

Oh, miseria...
Me diste
la tarde más horrenda,
el impulso
que rasgó mi camisa
donde la flor se empapaba.

Por tu aliento,
manos amigas ocultaron su signo
y me untaron de hiel.

Eres estandarte de muerte.

Cuando llegaste
yo caminaba sobre mariposas
con luceros en la frente.

Bajo tus garras
se desplomó el palacio
y contemplé desde mi mañana
pulverizados mis ensueños.

Con trozos de luna
dormí en los jardines,
pero todos fueron golondrinas.

Menesteroso acaricié sortijas
y, como estampado en un cuadro,
vi que a mis manos
caían torrentes de máscaras.

¡Oh, dolor, oh carne azotada,
oh martirio
de estrujar cenizas!

Mozo,
ponga más ataúdes
sobre esta mesa llena de difuntos,
y si un repentino sueño
me moja de bruma,
no me despierte, amigo,
talvez esté soñando que no estoy solo
y que la piedra
se ha transformado en espuma.

EL CORAZÓN DE LA NOCHE

Por la garganta del parque
nuestros pasos
martirizan a las hojas.

El corazón de la noche
le da forma
a la compañera del cuerpo.
La voz ya no se monta en la brisa.

Apartando ramajes,
mis manos aprisionan naranjas
y se hunden en lagos de fuego.

La voluntad se aleja
dejando el racimo abandonado.
Dos incendios
se apagan con agua agitada...
Cae un manto de olvido.

Dulcemente abatidos,
vemos que alguien nos observa curioso:
¡el corazón de la noche!

FRENTE AL PEDAZO DE BOSQUE ANTIGUO

Alguien está llorando en los jardines
y un águila enlutada
quiere romper los vidrios.

Un pedazo de bosque antiguo
se ahoga en su propia sangre.

Ella se desliza por caminos de un poemario
rodeada de bruma olorosa.
El humo dibuja figuras extrañas.

La jugarreta
que se desarrolla en el tejado
trae musgo a mi alma
y el cuchillo de nuestro silencio
rasga cortinas
dando paso a los recuerdos.

Y cuando aparecen sendas oscuras
y ya suenan besos
de zapato y tierra del ayer torturante,
una azul mañana escapa de sus ojos
y todas las hojas hostiles se rompen.

El silencio se aleja en carroza de cipreses.

Su boca me inunda de regalos
mientras el pedazo de bosque antiguo
se deshace en cenizas.

EL RIO DE PALABRAS

Desprendiose
la mañana de su rostro
y se hizo presente la noche.
Yo vi cuando un árbol
le ofrecía sus frutos dorados.
Ahora sus manos
despedazan invisible colina de fuego.

En el umbrío escenario
cantó una gaviota
y en sus mares se incendiaba un verano.
verano
que yace bajo lápida roja.

Puede irse.
No soy muro impenetrable
-como dijo al viento-
soy un pedazo de tierra:
a cambio de pisadas entrego flores.

AÑORANZAS

IV

Estoy acostado
en brasero de rojas sábanas.
El pájaro nortino
picotea los frutos de la noche
y restrega su cuerpo
en la cara del ciruelo.

Miro las antiguas fonolas,
-dedos invisibles abren cofres-
xon lenguaje de horas fúnebres
dicen que estuvo bañada on mi fuego,
que lasmonedas de su piel
caían cual uvas a mis manos
sembradas de deseos;
sus brisas llevaron mis grillos a la infancia.

Desde cuando la promesa
olvidó su gargantilla de sol,
mi salud se ha derrumbado
como un viejo muro de adobes,
y esta noche,
mientras afuera cantan emplumados relojes,
siento que mi vida
-en lecho de palabas muertas-
se deshoja
bajo la mirada fría de su ausencia.

CANSANCIO

Con pedazos de noches y sepulcros de luces,
voy caminando, lento, por las frías arenas,
las palomas marinas -ostentando albas cruces-
en carcajada y llanto desparraman sus penas.

Estoy muerto de tedio. Mi juventud es vieja.
Las piedras de mi senda, con flores sin dulzura,
me ataron con alambres en murallas de queja,
y en vano busqué el agua de transparencia pura.

El árbol de mis grandes anhelos se ha deshecho.
¡Oh, novia del misterio infinito, dame un lecho
para sentir tu aroma en mi sueño profundo!

Llévate mis angustias de esta tarde sin nombre
que ya mi sol no alumbra; niño, poeta y hombre
-frente al mar-, ya no quieren la lámpara del mundo.

LAGARTO

LAGARTO


BELLEZA Y NADA

Pienso
en tu perfil de ensueño,
en tu reino:
la acción del tiempo
sacude a tu esclavo...
tu rostro
se cubrirá de ceniza,
tus manos
en vano rehuirán grietas;
fialmente
tu cuerpo -lecho de olvido-
será mordido
por la humedad
y correrá
como un líquido
por túneles secretos
hasta emerger
a flor de tierra
para diluirse
entre ramajes y nubes.

ES EL AMOR

Ese pájaro
que canta en tu huerto
no es rumor de tierra
ni flor de sombra;
eso que te acerca al brote,
a la hierba,
al tiempo aroma,
no es hálito de polvo:
es el amor
estacionado
en el árbol más bello
de tu alma.

INFINITOS

Observando
un puñado de polvo
comprendo que tú y yo seremos infinitos.

SIGAMOS SUS PASOS

Mira:
en los ojos de aquel anciano
hay un farol
encendido,
sigamos sus pasos
para encontrarnos
con la mañana.

TU GEMIDO

El anciano
de verdes trenzas
con su idioma de sollozos
me recuerda tu gemido
de aurora convertida en crepúsculo.

SI UN DÏA

Si un día
vestido de horizontes
y músicas rotas,
con una montaña
te sepulto, mujer,
será sólo para recordarte.

QUISIERA

Quisiera
romper el cielo
para mostrarte
la inmensidad
de una grano de arena.

NUESTRO ALIENTO

El humo de las fábricas
es un pañuelo
manchado de adioses,
nuestro aliento
es una mano
que sueña
cazar las nubes.

AHORA

Ahora
que el fuego se ha dormido
seamos
dos pisadas
en la alfombra
y escuchemos cómo el agua
nos muestra
la imagen de Dios.

CUANDO CIERREN MIS OJOS

Quiero
que, al caer
las trenzas de la noche,
lleven
mi edificio
bajo los árboles.
Que me dejen
desnudo
el rostro
y solo:
no más compañía
que la madera:
no querré la de los gemidos.
Amaré el silencio
que se acueste
con mi mudez.
Cerca
del cuarto herido
donde seres de sombra
se beben la luna.
Bajo los árboles
para qu mi voz se interne
en bosques de aroma
y escriba
su tristeza la mirada de mármol...
...............................
Si crees
amiga
que una lágrima
será mi fiesta,
no la viertas
sobre el viajero
que marcha a su alcoba de polvo:
de nada servírá
un mensaje de lluvia
cuando el huerto
esté seco.

GOTAS

I
Caen
susurrantes
al cemento de la memoria
con ilusiones
que se desploman.
Su lenguaje
martiriza mis oídos:

"Vida y Muerte:
edificio tras edificio
se derrumban diariamete,
nacen,
crecen enormes,
para retornar
-astros o grillos-
a la mar de su orígen..."

Aquí, en este paisaje
donde el sol es moneda de tierra,
una guitarra
desprende sollozoz, un bosque
es la ido
por lenguas neblinosas.
Caen
hecha recuerdo
y sobre todo hecha misterio.

II

Misterio...
llegar sin llegar
al punto naranja,
caminar
sobre otro
que va caminando,
y ser árbol,
sabiendo
que de raíz a fruto
nada nos pertenece...

O presetir:
fuego sin leños,
campana
goteando
nuevos amaneceres,
mas
que no podemos toçcar,
ver,
oír,
nos faltan dedos, somos ciegos
y el musgo
florece en la mente;
caímos
y nos extraviamos
en nuestras selvas.

A veces un reptil, un terror,
trepa por la piel
con sólo imaginar
que nos espera la humedad.

Repentinas cobardías
impelen a perforar peñascos.
Y duele observar
el paso de nieve,
l noche.roca del cosmos:
doloroso es
no tener uñas de metal.

III

Caen,
caen haciendo sonar tambores
de generaciones pretéritas.
El cansancio no duerme,
la nada se mofa:
¿de dónde vino
la primera gota?
¿para qué luz sin luz,
derrota de párpados,
risa o llanto,
si no se sabe el camino exacto,
si es día
o es noche?

Este desfile
es un jeroglífico,
¿como descifrarlo?
¿muriendo?

Pasan tranvias
repletos de gotas
a lo lejos
y se oyen gemidos
que parecen interrogaciones.

IV

Lo insondable golpea cerebros
desdela esquina
de todas las época;
se dice: "Esto es todo:
bailemos con las olas
al ritmo
de la sangre
y bebamos su olvido".

O:
"¡Esto no es todo!
demos vida a los surcos,
a sendas polvorientas, torcidas;
sorbs de amistad
y amor
al que tiene voz de tierra
y odia
y ama
lo negro del último precipiccio.

Dar lo que se tiene,
aun lo no poseído;
el luminoso barco se acerca
y nos ha de llevar al puerto
sumergido
en otra existencia".

V

Estamos
clavados
entre las piernas del sendero
sin saber en cuál de amnas
hay un lecho definitivo.

Se oyen ronquidos,
frases, risas,
mietras las gotas
siguen horadando los siglos
dejando sore esta pizarra
huellas
totalmente ilegibles.

CANTO A LA MUJER
fragmento

Planta universal,
herminadora de resplandores,
esencia rina,
a ti deseo llegar con mi canto.

Sin tu presencia
no pasarían caravanas de sonrisas
ni donceles montados
n emoción de paisajes,
no cantarían las uvas del alba
desde elñ pecho de una guitarra
ni aguas ni melodías
derramadas en la selva.

Eres tierra, canción,
sin embargo madre hermana novia amiga
he visto como te trattan...
En momento.incendio
buscan tu savia, rasgan tules
y huyen con sus sacos de cobardía a cuestas, dejando
rotos tus pétalos
entre paredes de fotografías ensangrentadas.

Nadie contesta la carta de tu grito,
quedas huérfana
-flor de espuma entre roqueríos-,
pero tus auroras
continúan esbeltas por las avenidas
abriendo baúles de mariposas
sin mostrar la tormenta de tus hojas,
ni la noche que han dado a tu alma.

Y te he visto sucumbir ante lo negro,
caer postrada al pie del barro,
llorar sin más compañía
que un pañuelo de espanto;
reir enredada en las orgías
ostentanto crepúsculo hirviente de matices,
entregando carne y flauta
a pieles cubiertas de humo y rastros..

INTERIOR

Mis zapatos impregnan siglos,
y esta mirada continúa rompiendo `pieles.
Dejo libres los pasos,
ellos me conducen a lugares extraños,
timlo sobre vientres
y nace en fondo de cieno un prado de rocío.

A veces me miro en algún espejo
y comprendo que la tarde tiene un poco de muerte
azotada por pétalos de plomo.

Aquel aroma del primer jardín enturbia mi memoria:
es como una sombra cargada de sllozoz
escribiedo injusticias
en este rostro ausente de horas iluminadas.

Y la infaci que retorna golpea los ojos:
"Compra un trompo, hazlo bailar entre polvo y miseria;
escribe adioses
en un volantín
y corta su hilo para que duerma en las estrellas:
levanta castillos
conmanos de tu ensueño
y deja que las olas se lleve la palidez con olor a lejanía".

Siento entoncs que melodías caen a pedazos
despertando agua que sobre piedras duermen.

Lleno el corazón de madrugadas busco cantos y farol,
digo palabras sin médula
y construyo verdades que huelen a mentiras;
todo es negro, sin formas, gotean
desfiles de maldiciones, me aturde el infame carruaje de la risa
pero desciendo
cual féretro a la fosa:
¿puedo ser como el árbol que destruye sus sepulcros?

Arrastrando cruz y fatiga
camino acompañado de mis propios remolinos
y de dicen "roca" los amigos
que disparan flores por la boca,
qu sólo danzan en los podridos salones del sexo.

Vientos de otras regiones
se agrupan como moscas
y en medio de tantos derrumbes
me queman los deseos de gritar entre vasos malditos
el por qué de estos duendes
incendiados de silencio.

Por el pecho me suben arañas
y un temblor de lluvia
se apodera de mis raíces:
quisiera ser como los ríos que se mueren
entre campanas de fiesta.

La margura de ser tan mísero
es un fantasma: con uñas de fuego destroza brotes,
quiebra cielos
donde relumbra la imagen del optimismo
y destrona al rey triste
del ansia de cabalgar en su corcel tras la búsqueda...
............................................
Salgo del cuerpo
y entiendo su lenguaje miserable.

Lo veo clamar en desiertos,
abrirse poasos entre ranajes funerarios
y beber todo el movimiento de los prostíbulos.

Ante humedad de olvido
ha intentado comer tierra.
Sobre su piel flamean banderas de sangre,
su llanto florece en sonrisas.

Trato de empaparlo con música: me da su mal...
¡Cuántas veces el hombre huye de sí mismo
y queda como vestigio un niño abandonado!
Es el animal que gime entre niebla
royendo madera y cerebro,
llenándose de musgo bajo las luces que son oscuras,
irremediablemente oscuras.

DOLOR DE CALLE

Esta es la calle de mi arrio:
desnuda
como bailarina de burdel,
brazos caídos, fuertemente azotados.

Esta vez camino de madrugada
por sus lomos. Tropiezo
con piedras, estrujo pájaros,
quiebro caracoles.

Calle mía,
sore tus muslos solloza un violín.
Tu voz brota
de la herida del abandno:

-Lejanas hojas, flores, susurros amorosos,
pasos, idioma de agua
y caricia de alas
me hacen llorar al no sentirlos.

Esta dura piel no es mía:
añoro mis enormes muchachos verdes
y la sangre de amor y libertad
que corría por mis venas.

Hoy todo es lejanía. Sólo
la lluvia
mitiga un poco esta sed de compañía.

No vienen manos
a darme
el perfume que galopaba
sobre la melodía de mis anillos.

¡He perdido la pulsera del sueño!

Es mi martirio oír siempre lenguaje de ruedas,
motores, bencinas, gritos,
beber trozos de existencias...

¡Cómo añoro
la pisada blanda
de mis antiguos habitantes!

EL BOXEADOR


Mar de manos te aplaude.
Entre botellas, donde
es oscura la intención,
tu sonrisa es mariposa.

Has ganado un sitial,
instintivamente
sabes que un día no lo tendrás.
El público, ese que te induce
a odiar a quienes nunca conociste,
es ciego, muro, agua.
Es como un lago captador de imágenes.

No hay eternidad
para la torre
que han construido tus puños,
caerá en una noche como ésta
y la gente no estará de tu parte.
Nadie sabe nada, vencedor,
te halagan
los mismo que hundirán tus triunfos
en pantano y olvido.
.....................
Relumbra ya tu sepulcro
entre las cuerdas.

Gritos te condenan, jardinero de sangre.
Se queman tus sienes.
Ornada de sudor y lágrima
desciende tu corona.

Nunca imaginaste la fuga de luces
a través de un sueño
azotado por las olas.

Un beso de muerte estampas
y el oro de tu vigor
te escupe el rostro, mofándose, diluyéndose...
..........................
Instalas el cuadrilátero
en cualquier esquina
y un sueño de niños te aclama.

Golpeas con furia
a tus adversarios de humo.
Los ojos dulces te coronan de sonrisas,
te suben a la estrella
que fue tuya.
Como en aquellas noches de gloria
gotas de sudor empapan tu frente.

La gente dura sonríe, te compadece
-también rocas suelen cobijar espumas-
y en montes y calles
una reunión de vientos maldice tu obra.

Se te ha escapado el hombre
y eres pequeño
-toda sombra pasa sin molestar-
mas hay seres que rehuyen tu nueva mirada,
niegan la moneda
y el mensaje de quietud que deseas.

"Loco" te dice el océano.
Desde cimas o cienos yo te digo "Hermano".

PAPELERO

Acostado
sobre tréboles, mastuerzos,
arrullado por espejos
junto a celda de vidrio
de sangre morada,
duerme profundamente.

Sus paisajes
muestran a un niño dormido
luego de oír
de labios amados
un cuento de fantasía.

El alba sacude su cabellera de pétalos
y en los verdes escenarios
pequeños músicos echan olvido al ritmo.

Desperezándose,
el papelero bebe la última gota
y da comienzo a su faena.
De calle en calle.
sereno,
alegre,
-¿río sin dolor?-
coge lo que otros botan
y alimenta a su amigo inseparable.

No existe mirada de acero
ni trueno amenazante,
mas no tiene el reino del aire.

¿Sufre? sólo él sabe:
quien lo observe sabrá que la mañana
es una sonrisa
donde se debe ocultar la noche.

Quizá dentro de su pecho
tenga árboles funerarios,
pero él, alumno del profesor invisible,
parece poner en cada noche
un velo de sonrientes estrellas.

LAGARTO

fragmentos

Lagarto,
se,milla de mal,
¿quién esculpió tu rostro milenario?
¿la ira del ojo imbécil?

Lagarto,
amigo de la esclavitud,
lámpara
de musgo dorado,
te hablo desde mi cuarto
enfermo de tiempo y sombra.

V
El invierno
ha soltado sus anillos
y los cuerpos son montones de hojas.

Reventando en sangre
miro parte de tus hormigas
que formadas en hileras
reciben caricias de la lluvia.

Tú no tiemblas de frío
como una mujer
o un niño abandonados en la tempestad:
mas eres alimentado
con sangre y fuego
del mismo bosque que desprecias...

VI
Llueve.
Caen guijarros en el lecho,
en nuestras almas.
Llueve...
Parece que el mismo pueblo
estuviera llorando)
Abandonados
miramos la sencilla luz
que asoma en el horizonte.

Mis deseos
no se arrastran por tu piel,
mas he de arrancar tus aguas
para revivir árboles, inundar
de flores jardines desolados
y decorar los desteñidos muros de los míos...

VII

Duermo en el suelo esta npoche.
La lluvia perforó el cráneo de mi cuarto
y estiró sus piernas en rededor.

Mis manos y rodillas
ostentan heridas de hielo;
mis sienes son dos fogatas.

Respirando miseria
todos descansan en lecho de problemas.
Siguen cayendo lágrimas y monedas
en la alcancía de los tarros.

El frío me cubre de hojas.
La uña del puma rasga las entrañas
que piden a gritos vendas de harina.
Beb garzas de humo
y arrojo un aire fatigado
en el ojo inmenso de la noche;
mañana el pan
estará muerto
en las manos de tu sol.

INFINITA
fragmentos

IV
¿Dónde enciendes tu antorcha de presagios?
En oro y cieno, palacios enjoyados de avaricia,
casas de madera, amplios salones de dicha,
sombríos pozos de hiel, mañanas
enfermas de lluvia, días dormidos de lujuria;
en risas que ocasionan risas
y en luminosos escenarios
donde desfilan otoños y carcajadas.

VII
Otros se olvidan de tus venganzas,
corren en pos del brillo dineral
y afanados en coger las uvas de la gloria
no ven en las raíces
y continúan bebiendo metales derretidos
como animales de mármol, como estatuas
recalentadas por caricias e instintos.
Cubiertos de barro,
iluminados de codicia,
se atropellan unos a otros, muerden como fieras heridas
y juegan con olas de bailes asfixiados.

IX
Pero el árbol anciano
desprende hoja tras hoja
y aquellos que se creyeron hermanos del astro
y tuvieron lo que el despojado jamás tuvo,
caminan cargando arcoiris
con sus soles quebrajados.
Observan llegar lo creído distante
y es estéril la fuerza del oro
para detener el paso de la Infinita
que con voz de noche sin ecos, dice:
"he ahí tu alcoba;
¡atrás tu miserable comitiva!
donde yo te llevo de nada servirá".

Y ya todo arrepentimiento
luce manchas de la tarde.
la última palabra
es un pájaro roto,
la última lágrima un mensaje ilegible.

LAGARTO E INFINITA

LAGARTO: me deslizo como un río
por las venas del mundo. Soy el objetivo
de todos los índices.

INFINITA: separo la sombra del cuerpo.
Y de mis cavernas
brotan vírgenes madreselvas de silencio.

LAGARTO: a mis plantas, gimiendo, deseando
mis caricias, todos los desfiles se arrodillan:
mi fortaleza es invencible.

INFINITA: lo mismo dijo la torre
a las nubes viajeras, mas la tierra
abrió sus fauces dándole un sepulcro.

LAGARTO: ¿Acaso dudas de mi soberanía?
¿Crees que a mí, rey de todos los tiempos,
podrían darme gotas de olvido?

INFINITA: anda a mis ciudades
donde gobierna la tristeza
y hallarás tus retratos consumidos de polvo.

LAGARTO: nadie puede romper mi rostro,
mis palacios han sido construidos
con egoísmo y maldad.

INFINITA: tus oídos se alejan cuando caes derrotado por el Amor:
no pregono, como tú, mi superioridad,
mas un solo soplo mío aniquila tus ejércitos.

LAGARTO: qué importa el ruido de tus carruajes;
soy un peñasco eterno,
¡soy el Poder!

INFINITA: el poder es como una lágrima otoñal: desaparece;
mi corazón es de Justicia
y destruyo la vileza de tus muros desde la Creación.

POEMAS PARA UN LOBO EN FUGA...

POEMAS PARA UN LOBO EN FUGA

NOCTURNO

Noche POEMAS PARA UN LOBO EN FUGAen plenitud,
nieve fundida en tibieza de madera
en sol
casi ausente.

Sostiene
la hierba
cálidos temblores,
de tus labios salen ejércitos, anochecidos
hemisferios.

No hay paisaje
en cielo de miel
para dominar el ojo en desmayo...

De ti rebrotan senderos ensoñados.
¡Ah, este viaje siempre ascendente...!

Giran astros
en la perdida pupila de la gracia el perdón...
océanos sangran
en un recuerdo de papiros.

Eres alta esfinge
cuando existes en la punta de los lápices
al amparo de los párpados.

Polvos son tus lágrimas
al no ser esclava
ni reina,
sino la
consecuencia de quien qusiera poseerte
mientras el deliro cae y
las mariposas disuelven sus alas...


ERRANCIA

Deshojado liquidámbar:
vagabundo
ante mordeduras de hielo,
paisaje lleno de agujeros,
transparente saco de astros agónicos...

Centro de la luz,
soberana en corazón de veinte años...
¿Quienes devoraban la vida?

Aún hoy en las ramas de las acacias persisten sollozos.
Ahora ella no es sonrisa en las arboledas,
ni yo,
soñador para morir en la guerrilla...

Tiene por túnica
una sombra de sauces muertos...
yo, un sombrero apretado de sueños brevísimos.

Envejecen espigas,
huyen chincoles, chiriguas... Murió aquella calle
sembrada de espejos bajo la blasfemia cementera...

Helados asombros partieron rostros, bellos andares,
desplome de lucesillas...
cayeron al barranco
ilusiones luciérnagas faroles...

Era aterrante como charca salpicada de negros plenilunios...

Sus manos firmamentales
despejaban su propia selva...
a la orilla de un mundo sin comprender,
ángel futura madre
de hijos que nunca fueron...

De visita en el país que inauguramos
con los ojos cruzados.
Siguen apareciendo asteroides en imaginada altura...

¡Ah,pasar de siglos en cadena...!
aspiro ese olor de sombra blanca nacida para no herir...


ARCANO AROMA

Calle Darío Urzúa donde mi cabeza
rodó segada por un astro
ya vencido...

Ella perfumaba estos sueños
que jamás pudieron
asomarse a los amaneceres...

Hace cuarenta años...

¿Hacia qué extraña ciudadela
la llevaron
rosados aquilones...?

Jamás olvidaré aquella amarillas lágrimas
de los plátanos orientales
ni el lloroso paisaje
en sus pupilas...

En la hora de enmudecer,
continuaré cautivo de ese aroma...

LAMPARERA

Un espantajo transita a través de la niebla
preguntando al viento
por el dueño de las estrellas...

Blanco ventarrón invadiéndolo todo,
entra por las cuencas,
circula médula adentro,
cubre maquetas y cálculos...

En lecho de papeles
un hombre vomita su pasado,
busca en llano sin ataduras sus iniciales...
¡ah, el cielo cae a pedazos...!

¿Dónde la mano en luceros dormida?
¿En qué vereda hay un niño ahogado en sal...?

Y este árbol que sabe mi nombre
mantiene su savia arriba del cuándo...
Avanzo rápido para no alcanzarme,
puedo extraviarme dentro de mi herida:
¡He perdido mi lamparera!
Helado terror sobre mis pasos actuales...

NADIE NUNCA NIEVA NADA

En la espesura de edénico mirar
quizá una gota de nada... Desde la ventana en soledad
la calle sueña con un río: llueve,
aquí, allá, viento cojo canta, llora,
está golpándome...

Hielo vioniendo de distncias imprevisibles, no hay respuesta
del conjunto de huesos...,
igual me levanto, nunca estaré caído, tengo fardos infinitos,
embarcacioes de lino, relámpagos de plata.

Tiempo de silencio helado,
Pasos: gacela, corza o gamuza entre lluvias, armónicos...
Reinará en este país creado para ella?


Sabrá que un ensoñar está muriendo?
Roído edificio está diciendo adiós...

¡Ah, sus manos justo ahí donde se escapa la vida...!

En el agua se entrecruzan ladridos,
celeste pájaro rompe los espacios. En roncas asperezas,
mensajera persiste anunciando sullegada...

Los arbustos se llenaron de cuervos: anochece,
oropéndolas en las ramas dicen es tarde,
sólo se siente el sonido de las gotas repitiendo jamás vendrá...

Su rostro se deshace con la bruma.

FIRMAMENTAL AGONÍA...

FIRMAMENTAL AGONÍA...


I

Arbustos, arena, piedras, aquí dicto mi sentencia:
debo esperar
hasta que enlutada tempestad incline mis párpados,
¿o antes
del cantar de las cigarras
cuando giman calandrias su destierro? ¿Y dónde las libélulas
que antaño desfilaron en la memoria de las acequias
bendecidas
por cloacas
de aquel infierno con aspecto de mastín? ?Y el grillo
dormido
entre las tablas de la enferma pocilga, ese que en noches
blanqueadas
repartía notas de otras esferas?

Quizá no debiera esperar alguna señal: desmayo de la energía
o la marcha fúnebre de las termitas...

Antes
del idioma trizado, envilecido,
cuando desde sus nidos las pájaras suspiren nuevas muertes venideras?

Claro está el amor de las mamilarias en esta era cretinácica:
un día de resplandor
para volver a la mudez,
a la inmovilidad de los roqueríos...

Nada es azul en este andar. Tampoco en la noche
al interior del hombre donde germinan
semillas lobarias
Ni en este grito sin salida posible, fallecido
antes de nacer...
Amiga, la oscuridad ha devorado los vocablos comunicantes:
ahora te ofrecen
ensaladas de verbos
que ni tú ni yo entenderemos: está destinada a demenciales soledades
y no es dulce
ni diáfano el no mensaje de los poetines sumergidos en aguas de piedra
para impresionar
¡a nadie!...
Estamos perdidos.

No se vislumbra farol alguno, todos los túneles te llevan a un enredo
de muslos y palabras retorcidas.,

y allí,
bajo los árboles,
los nuevos palabreros querrán matarte por no disponer de claridad
para suicidarte dentro de sus oscuros berridos...

Ojalá aparezcan transparencias que derroten la jactancia apoyada en citas y
esquinas de dudosa alcurnia...

Y el mundo pueda lucir una nueva lámpara...

Y no muera el trino...

Y nunca un rumor de olas podridas anuncie la muerte del canto..

EL CIELO SOBRE LOS ÀRBOLES TIEMBLA

EL CIELO SOBRE LOS ÀRBOLES TIEMBLA


PADRE NUESTRO
a Nadia Ivonne Órdenes Duffau


Padre Nuestro que no estás en la olla vacía,
harapos caminantes,
tos
que se escurre lágrima adentro.
He caminado siglos
esperando
repartición de panes transparentes.

Nada eres
entre todos los hombres de buena voluntad.
Adoradores de becerros de oro
nunca invadirán
de manzanas y palomas
el corazón de los niños solos,
ni derramarán luciérnagas en los rincones
donde mueren
al pie de una esclavitud disfrazada de libertad.. .

“En nombre del Padre,
del Hijo y
del Espíritu Santo, te niego la sal y el agua,
te condeno
a morir en la ignorancia
por el pecado de nacer pobre y encarcelado...”

Ya no conozco amaneceres limpios.
Oscuridad inunda corazones, tropezamos,
caímos entre biblias apagadas,
la mudez danza en las esquinas.

Poetas-títeres, cerdos felices con Dios
y con el Diablo
-entre cruces y tridentes-
declaman sus ayes. Ya nadie busca rumor distinto,
agua recién nacida. Eres
un bello cuento
para adormecer conciencias,
apagar el grito frente al macabro festival.
Y es este amanecer
es sombra repetida desde mis nacimientos.
He de caminar sobre mis hombros
para no darle vida a mi muerte.

Hay tantas quitadas desplomadas en los caminos.

Un caballo enfermo bebe flores, mariposas,
y se rompe las sienes contra los árboles...

Padre Nuestro que no estás en la ausencia
de los frutos,
agonizas
en desolación y desconsuelo.
Habría sido alucinante verte caminar sobre el agua,
repartir oportunidades
´
darle claridad al mundo abatido...

Has muerto en la eterna noche del planeta...
¡Qué pena saber
que estamos solos, helados y ciegos...!


AYERHOY

Quitándole espacio a la niebla, lejano
mi horizonte, hago rodar mi cabeza por las piedras.
Desde el fondo del espejo
salta sobre mis hombros un rostro que tuve cuando niño,
aves rotas,
tablas derrotadas por la lluvia,
temblor del aire en el cuerpo de la tarde.

En sueño de leños retorcidos se debate la memoria.

Entre fantasmas ahogados, bajo tierras azules,
esta mano solloza su antiguo haz de ágatas inútiles.
He aquí el caos,
conjugación de cielos y lodos
desde la médula al ojo.
Hombres devorando lobos y alimañas,
incendio de cristos, infinito.

Hundido en mi propia sombra, me desplazo savia adentro,
he de habitar
en la hoja desmayada,
nacimiento de frutos, rumor de tierra herida.
Yaceré en el polvo suspendido. Entre cantos y dolores
esperaré la llegada de jóvenes latidos.

CARLA LAURA

Podrás alcanzas la más pura, elevada soledad.

No saldrán pezuñas a tu paso.

Sube al cielo salpicado de luciérnagas,
siembra un sueño en las alturas
para que mañana estalle entre mis ojos...

CATORCE RUTAS PARA UN ÁNGEL TORPE

CATORCE RUTAS PARA UN ÁNGEL TORPE


SELVA
a Eliana Navarro, siempre recordada amiga

Caminar por la selva oscurecida,
presentir en el alma una pantera
y llevar siempre a cuestas una herida
que ha puesto en el costado una gotera.

Ay, la selva poblada de oficinas
donde mueres cautiva de un papel,
ay, del sol ahorcado en una esquina
donde el nardo se ahoga en pura hiel.

Nada saben las bestias de tu vuelo
cuando cuatro paredes te cercenan,
mas tienes en los dedos mucho cielo.

Día a día las alas te condenan:
relojes te vigilan con recelo
mientras fuera las hienas se veneran.

18 – junio – 1974


NOCTURNO

Escrito está en la piedra mi destino.
Huya lejos lo negro,lo doliente.
Que mi grito fallezca en la corriente
y en la noche gigante surja un trino.

Entre cantos y albores me ilumino.
No vislumbro en esta hora nada hiriente,
agua enciela su risa permanente.
Y verdes sueños saltan al camino.

Es la música maga que se siente
cuando la noche invade al peregrino
y se empapa de cielo con su vino.

Ante el árbol caído yo me inclino
y busco entre sus hojas la simiente
donde baila apacible un sol naciente.

Junio- 1974


LA ZARPA PERMANENTE

Mordido por mastines tú lo viste:
ha perdido las alas y el trinar,
fatigado de caer,de rodar,
este doliente barro no resiste.

La zarpa permanente aún insiste:
no se cansan sus garras de vacar,
día y noche prosigue su arañar
aunque sabe que presa ya no existe.

Solo queda del fuerte un agua triste,
una lenta llovizna sin arar,
solo queda en la noche su vagar.

Apenas le permiten respirar.
Y ese llanto que fiero aún persiste
solo es la lluvia que a su muerte asiste.

Junio – 1974


SONETO

Cincelar esta mano, este latido
sobre catorce hierbas, estampar
el último galope, llanto hendido,
alma turbia cansada de vagar.

Cantar al árbol nunca frutecido,
a la hoja niña ansiosa de arrojar
sus vuelos y paisajes sobre un nido
sin espigas, sin luz, sin trinar...

Dejar la llama sola, permitir
la llegada del grito encarcelado,
dar aire, verde sombra, al mutilado...

De la piedra esotérica percibir
otros cielos y almas para esculpir
en catorce soplos, ¡no es demasiado!

Junio – 1974


LA FLOR AGÓNICA

En la calle violaron a la flor,
recibió como pago duro llanto,
por ser alba le dieron solo espanto
y mataron las bestias su color.

También la magia, un aire sacrosanto,
celeste cielería del amor,
la misma noche muda de calor
junto al pobre esqueleto del acanto.

Tú permites que crezca este quebranto,
animales disfruten con tu manto
y jueguen a los dados tu dolor.

¿No se importa si humillan el candor?
¿Eres acaso un ciego trovador?
¿Dime entonces ¿para quién este canto?

Junio – 1974


ANGUSTIA

En momentos heridos lo he buscado,
he clamado en la noche por un ala
y solo he visto un rostro congelado.
Mi vida es una gota que resbala.

Entre piedras y lluvias lo he llamado
cuando solo y enfermo en una cama
llora el ángel del aire desterrado...

Solo sé que la luz se ha puesto mala,
el amor es un canto ya olvidado
¡y mi vida una oveja que no bala!

Junio - 1974


NIEBLA

Bajo verdes gigantes, un placer:
un gemido de hojas en retirada
anunciaba entre sombras la llegada
de aquel denso, funesto atardecer.

Los becerros de la noche en bandada
se llenaban de luna sin querer,
pero nadie quería ya saber
sobre fuga de amor precipitada.

Fue penoso y amargo comprender
que lo eterno es tan solo llamarada
¡nada más una canción enlunada...!

Partió con la primera clarinada,
yo luchaba con niebla del ayer...
¡La luz del día fue mi anochecer...!

agosto – 2001


RIO DE NEGRO CAUCE

Ya no vendrá la luz de la mañana
de aquel amanecer bello, lejano,
cuando un beso en la palma de mi mano
era aroma de amor y de manzana.

Como un río de negro cauce, insano,
te fuiste aquella tarde enamorada
tras la fiera del oro engalanada,
dejándome morir en el pantano...

Pobre como el mastuerzo, casi anciano,
de cardo, zarza y nieve,soy hermano:
solo tengo en el aire su sonrisa.

Y aunque a total silencio voy de prisa,
hay un hilo que arrastra toda risa,
¡nunca ya vendrá lo soñado en vano...!

agosto – 2001


LARGA AUSENCIA

a mi hija Carla Laura

Nos separa un muro de agua y distancia.
Desde esta torva selva de cemento
ruego no tenga pena ni lamento.
Y encuentre amor y luz en otra estancia...

En las noches dialogo con el viento,
vienen olas de otro mar, y fragancias,
y Carla sufre quizás en su errancia
en extraña patria de sol violento...

Deseo que amanezca en el camino:
la distancia se embriague con su vino
y ella aparezca al fin en nuestro suelo...

Retorne,por la magia de aquel cielo,
y las diáfanas alas de su vuelo
se detengan al sur de mi vagancia...

Agosto – 2001


ERA ASÍ...

Nunca las hojas secas del camino,
desdén al vuelo de las golondrinas:
jamás quiso mi andanza sin destino:
era la riqueza su hada madrina-..

Cantar bajo la luna, ¡un desatino!
Era mejor aullar en las cocina
esa canción de corte tan cretino
donde el gato maullaba sus espinas...!

No quería dormir bajo los pinos
en arrullo de vientos peregrinos
bebedores de aroma en la colina.

Era su faz de tarde coralina,
era a veces gardenia o clavellina...
¡sollozaba de tanto pan y vino...!

agosto - 2001


FRÍO ANTIGUO

Cierto dolor me rompe la rodilla.
Ave de alas de hielo hace su nido,
pone cáscara en mitad del gemido
y de calor solo deja una astilla...

El andar es un duende malherido:
entre piedras o recodo trastabilla.
La desolación deja su semilla
en el doliente surco ya vencido...

El tiempo solo pende una hebilla,
todo se desvanece: el sol no brilla,
el ojo ya no es pájaro encendido.

Es un faro de corazón herido:
el ala navega en un mar perdido:
¡solloza otoños muertos en la orilla...!

agosto 2001


LA FUGA DEL POETA

a Bernardo Chandía Fica,fallecido a los 35 años

Vagabundo entre las sombras, un gemido,
dolor de quien presiente una llamada,
la niebla tiene un llanto contenido:
está la última luz semi apagada...

La oscura caravana rompe el nido...
aún latente, en verde llamarada,
todavía se aferra a su latido
aunque gime la aurora derribada...

En la noche se siente una manada
de sueños expirando en un sonido
porque ha sido pequeño lo vivido...

Abre su corazón la tierra helada:
terrones sobre noche barnizada
nos dicen que el poeta ya se ha ido.

Setiembre - 2001

LLANTO MILENARIO

LLANTO MILENARIO


I
Heridos están los cielos:
es un sollozar, un grito entre las zarzas,
cierto niño doliente
que gime desde el corazón de la tierra.

Es tu territorio invadido de lágrimas...

Diseminados stros cubren sus sienes envejecidas.
En mar de puñales ha perdido sus caracoles.
Mira: enmascarado de hielo
transita en medio d la desnudez vegetal.
Lleva nombres de los que perecerán
en campamento de nevadas.

Una espada con la que ha de segar el aliento de los peumos.

Todo el firmamento
y toda la oscuridad caben entre sus uñas.
Es el más fiero enemigo de la luz.

No debes olvidar
cómo va cubriendo la esfera de diminutas calaveras.

He ahí sus dedos rebanando marchitos panes,
sembrando máscaras.

He ahí sus prematuros cementerios,
sus ojos derramados
en los que ayer plantaron una sonrisa.

II

Siguen desplomándose pirámides del azul.
El mar aumenta su poderío,
se desborda rugiendo en pos de nuevas orillas.

Gigante tendido de bruces agitando pies y manos.
El ciclón de los odios corre por sus venas.
Hay lenguaje de sangrientas palabras en su lomo.

Desteñidos habitantes
manotean entre la oscuridad y el agua que parecen petrificadas

Aterra esta procesión de seres crucificados,
lejanos ya de la piedra,
desterrados para sempre al anónimo país.

El mar avanza junto a la noche estampando cruces
en las puertas
donde no sonarán los timbres del sueño.

El yuyo,
el maqui y el aromo,
que soñaron con un mañana
flotan como fantasmas sobre la crispada superficie.

III

No duermes.
Afuera
blasfeman los perros cansados ya de orar.

El arado de la lluvia continúa rasgando la tierra.

Ausencia de oro gimen los olmos.
En la copa de los árboles estrella sus labios el viento.

No duermes.
En vano los párpados luchan contra el pensamiento.

Todo un derribado mundo
revive en el árbol silvestre de tu corazón.
Ya no eres pastora de sueños
creciendo entre balidos,
agua que ambicionaba coger frutos,
floridos paisajes.

Eres ta anciana
como la raíz desterrada de las encinas.
¡Cuán viejo es el trigal de tus veinte años!

No duermes.

Afuera,
mientras se retuercen de angustia los cielos,
suenan y resuenan pisadas de fantasmas que rondan
haciendo sollozar al niño de las hierbas.

IV

En Angol nació mi madre.
Me explico ahora su tristeza
cuando la lluvia sembraba de nostalgias la noche.
Su primera lágrima en esta dulce tierra.

Cómo quisiera sentir sus manos
en este rostro maldito
ahora que galopan tantos jinetes enmascarados.

Era tranquila, triste, bella
como una piedra bajo el agua.
Hoy es sólo mínima porción de polvo helado
mi muchacha vestida de hojarasca.
Debió haberme esperado para nacer.
La habría protegido del trueno y la esarcha.
Este niño cielo la vio pasar.

V

Ha cesado el llanto de las alturas.
Ahora la tormenta
es una oveja pastando en la enmensidad.

El viento ya no tuerce la cintura de los almendros.

Sólo la tristeza continúa sembrando nocturnos.
En vano en tu piel resbala el sol.
Ni deberías abandonarte. Es preciso luchar,
juntar luciérnagas, jamñas permitas
que se humillen tus rodillas, loando a un dios lejano,
sin nombre ni estatura. Ese frío
que anda favricando calaveras
esculpe la única verdad sobre la esfera: es necesario
atrincherarse,incendiar
la oscuridad de los lobos, defender
esta sangre
qu clama en la noche y la distancia
por un futuro de alas.

Todo tuyo será el crepúsculo de los frutos.

VI

Observa:
Como un fardo de pasto negro cae la noche.
No te pueden sacar tus relojes agobiados.

Tienes de los pájaros la armonía.

Ah cómo duelen las cartas
que los árboles dejan en nuestra almohada...
Tú tienes la emoción.
Nadie debe lastimar tus sueños
ni tus niñas alegrías.
Sólo tú puedes abrir la puerta del tiempo perdido.

Una imagen de yeso no dará rubíes a tu espíritu,
ni podrá defender
al verdadero hijo de estas morenas tierras.
Tú, mujer, formidable retrato de una raza indómita...,
¡levántate! ¡revive tus hogueras!
¡serás tan grande como el roble incrustado en las nubes!

VII

Llanto de huérfanos reemplaza al aguacero.
Cortejo de hojas desveladas
encamínase a la ciudad de los sueños perdidos.
Allí habrá un lecho
para los que nunca lograron despertar:
niños, mujeres, que forjaron castillos y luceros:
labradores cansados de teñir surcos...

Dolor de crecer,
ser hombre sobre estepas fatigadas.
Uno quisiera refugiarse bajo los párpados,
no salir a la selva humana...

Estos niños mañana serán devorados.
Han quedado solos drente al guijarro. Debemos hacer algo
para que en sus ojos entre la primavera.

VIII

Me preguntas si amo la cintura de la primavera.
Y yo te digo: no puedo dormir
ensus manantiales
ni cantar a la nube embriagada de zafiros.

Hoy el lirio crece a la orilla del polvo.

Me preocupa
la mujer manchada por sombras siniestras.
La muhacha-obligada por su desnudez-
a ser piel de caminos.
El muchacho que bosteza en el húmedo lomo del alma
con un trozo de hielo entre los dientes.

Cuando el hombre abandone su oscuridad,
sea su stampa de invencible faro,
entomces tendré tiempo
para amar la suavidad de sus caderas.

Eso duele: bestias del invierno
están devorando la resistencia de los huesos.

IX

Tu patrón se parece a los inviernos:
es una fiera saltando sobre el campesino,
hundiéndolo en el vientre de la noche eterna.

Encaramado en sus caudales, observando a sus esclavos
ensombrecidos, extraviados en túneles sin salida,
su risa
es un trueno, incendiado polvorín...

No es el rojo hierro del destino quien ha marcado
a tus hermanos.
El ocaso de éstos es fabricado por otros amos,
parientes de esta lluvia salvaje.
Son aplastados cual hojarasca por el pie del invasor.

La injusticia es tormenta quebrando vidrios y pupilas.
No te acorrale ese temblor de rama en el viento.

Los jirones de este crepúsculo
también parecen infinitos.
Niuna sola huella habrá más tarde de sus rubíes.
La hierba, ayer pisoteada,
lentamente recobrará su estatura...

Y todo es igual.

Siun rebaño de ovejas,
con toda la energía de sus auroras,
arremete contra la apostólica figura del chacal,
éste desaparecerá como las brasas
bajo nevado sueño de cenizas...

Y este concepto debe ser el farol
que se levante como un sembrador entre los hombres.
Te aseguro que el cultrún derramará luciérnagas...

X

Este pueblo duerme en las palmas del abandono.

Húmedas alfombras se deslizan perdidas,
peregrinos sin bandera.
Faroles pestañean bajo el agua que dispersa
en galopes de muerte.

¡Qué temores estará creando en algunos techos
eñl resoplido del surazo
y la furia loca de esta lluvia que avanza desbocada!
¡cómo agonizará el fuego esculpido porla sangre!
¡cómo agitará sus dedos el barro!

Sólo a nosotros nos duele que este pueblo sea como un inválido,
no logre abandonar su inmovilidad alzándose a la cumbre.

Idolatrando sus miserias,
los hombres de pupilas hundidas hacia los pies,
sólo ven en la lluvia un poema...

XI

Aquí, donde el pan esparce silencios
y el carbón apenas puede dibujar una sonrisa,
se odia
la llegada del potro enloquecido: arrasa
con techos, cáscaras, sueños.
Su relincho es un derrumbe de piedras.Sus crines
cautivan al desposeído
sembrando en su horizonte amargas semillas.

Pero el hombre aún sueña con la paloma azul de un mañana.
Y entre claridad o tiniebla
luchará contra sus milenarios enemigos
para dar al mundo la fisonomía del árbol más perfecto.

XII
En Boroa un pequeño trozo de sombra va caminando.
es un niño mapuche.
En sus ojos castigados Lautaro llora en soledad.
Buitres han devorado su inocencia. llenando de nieve
sus manos. Hace ya siglos que camina
con un pie aplastádole la cabeza.
Nadie siente su silencio en cuyo fondo dormita un anciano

XIII

Este viejo sauce
se ha discutir bajo la lluvia.
Le digo que no defienda
al que le estrechó el puente de su cerebro.
Que no debe mar a quien lo lanzó al sótano de la mudez,
ocultándolo de la luz
para que el animal fuese su sombra, su voz
no se alzara destruyendo muros y
jamás anidaran en su pecho
las aves que luchan por el vuelo verdadero.

Los tiburones del servilismo surcan elopcéano de sus venas.
Con los zancudos de la penumbra está feliz,
aunque estos le han comido hasta el fuego.

La fuerza de cien búfalos destella en sus brazos.
Su cabeza es una hormiga
en un dedal cubierto de telarañas...

XIV

Veo levantarse humaredas en esta ciudad llovida de soldades,
oigo truncas melodías,
penamientos sin alero.
Bajo sta húmeda piel hay un manto de miradas,
un pensativo ramo de palabras.

Aquí, donde el pie dice adiós al camino, he visto
cómo en plenilunio,
reunidos en torno a un fogón de hielo,
se quejan fantasmas
de los que cayeron a dentelladas...

Gimen por sus hijos
clavados en el lomo de los bueyes,
en el oro ajeno del trigal.
Aplastados bajo la pesada pezuña del abandono.
El Puelche arrastra sus lamentos al naufragio...

Tropiezo con una flor abonada por la carne,
con un cráneo roído por el polen, y escucho
aquel tremendo llanto que estremece a la historia...

XV

¡Muerte a la hoja sin arrimo! parecen decir
las estatuas del agua desplomándose.
¡Para ella mis ortigas! ruge el huracán, trayendo
entre sus alas
un plumaje de antiguas sentencias.
Y los hombros de esta generación resisten nuevamente
un siglo de espanto.
Volcada en suelo de líquidos copihues, oscurecida
por el hollín de los viajes sin fin,
huye de los botines de la lluvia
refugiándose al abrigo de extinguidos manzanos.

Allí se queda blanca, temblando, trompo
que entre guijarros, baila... en vano pedirá a gritos
la cálida presencia del amor y la solidaridad.
Morirá como sus antepasados,
como el más anónimo de los senderos.

Y estoy cierto: ningún perro vendrá
a lamer la fuga del hueso humedecido.

XVI

Todo el universo
se reduce a una choza pintada de miseria,
a un techo perforado
por los dardos de la lluvia.

El mundo,
la vida,
el relámpago,
todo muere entre los cerros.
Nada más allá.
Ni una sola mano encendiendo antorchas.

Este poblado indígena es un fragmento herido.

El aire sin patria gime sobre las piedras.
Jamás le han enseñado a buscar,
ni dado de beber
en el manantial de los libros.
Es oscuro,
joven,
anciano.

En vano aúlla como un lobo al pie de la oscuridad.

En vano germina
desde hace milenios la luz y
hay seres caminando hacia el hombre.
Este aire que sangra,
este corcel fatigado entre desfiladeros,
aún se alimenta del primitivo pasto.

Y el odio continúa modelando ataúdes
para su rostro llovido de siglos.

XVII

La lluvia es una pantera.
El pueblo, un cordero
que no sabe hacia dónde encaminar sus pasos,
soportando las agujas disparadas por las nubes.

Es preciso maeticar piedras, conocer las soledades
del que tiene agusanada la memoria,
para comprender hasta qué punto hieren
los helados potros del invierno.

Y hay que sentirse como un ternero extraviado
en rebaño de soles muertos,
recibir en pleno rostro
el odio de las tempestades, ser mordido
por la serpiente del hambre y la misería,
para poder cantar
al hombre que va dejando su vida en cada surco!

XVIII

No he nacido, sur, entre tus aguas,
no he soportado los puños del sol junto al arado.
No he dejado gota de sudor alguno
ni mi cerebro
fue pasto de tus soledades.

Un día me separé de la sombra. me interné
entre los árboles de la lluvia
con un pájaro desnudo entre las manos.

Habíanme dicho que eras hermoso y
danzabas en la oscuridad...
La horrible eternidad de la miseria reía en los caminos.
La bestia andaba suelta por los rieles del mundo.
Y el frío astillaba los huesos de la tierra.
Entonces omprendí:
eres un joven cargado de ancianidades.

Tenías la tristeza
de los grandes barcos que se quedan
envueltos en el silencio.
En tu rostro cincelaba el invierno sus furias.
Sentí deseos de regresar a mi raíz:
los pies se me quebraron en tus rodillas y
con la ira
retumbando en mi sangre, me quedé contemplando
tu pobre cabeza destrozada
hasta sentirme herido por el sueño.

XIX

He ahí a tus hijos araucanos
rememorando aquella lejana lluvia
que bailaba como una moza bajo los copihuales.

Entonces el paso era firme.
Y en la palma de sus manos
aromas de la selva cantaban.

Ahora retroceden, enmohecidos.

Sierpes invaden la viña de los sueños.
El látigo, esgrimiendo relámpagos, arrebata
las monedas de su terruño,
las reúne manchadas en el arcón extranjero.

Los tambores de la tristeza
resuenan bajo el agua que cae profiriendo maldiciones.
Sus hijos, encanecidos,
engrillados dentro de negros círculos, no pueden beber
la majestuosidad de los aromos.

Ya no les pertenece la dulce sangre de las serranías.

Un sollozar de trutrucas muere tras el horizonte.
Indice de hierro les señala un camino de hondas oscuridades.
Tropiezan, caen
apresados por la humareda; sus mentes tambalean
pobladas de neblina. Se diluyen
como los flamencos de un crepúsculo.

El cultrún gime al pie del canelo.

La ira de los elementos
estremece los pechos de la tierra.
Desde las montañas
se oye al puma maldecir su destierro.

XX

No pienses que sólo tú te debates en la oscuridad.
He aquí un ataúd carcomido sobre mis hombros.
En él duerme
la esperanza del minero diseminado entre los escombros.
La antorcha de la obrera textil
que en vano refugió su luz caliente
en el pecho de una paloma. Los mutilados dedos
de la costurera que murió cautiva en su dedal...

El mundo se desangra en una charca.
Todos sus senderos conducen al abismo.
La fe agoniza como una bestia sobre la nieve.
Y los buitres de la estupidez
aún sostienen el polvo de los dioses.

He aquí la ceniza de los juncos.
En este momento un lustrabotas araña las paredes de su celda,
un albañil cae desde los andamios
al fondo de la penumbra, ¿sientes cómo revientan
sus pulmones
bajo el dintel de las desdichas?
Su respiración,
ahogada por un polvo de generaciones perdidas,
me está destrozando los oídos.
El llanto de sus hijos rompe mis huesos.

¡Es necesario seguir adelante!

¡Hay que apagar el grito
que ha venido pulverizando los siglos
desde que el hombre estacó la tierra!

No me preguntes bajo qué bandera crispo los puños:
en cualquier rincón del planeta está mi patria.

XXI

Vergüenza siento de haber llorado por un arbusto
cuya savia murmuraba imposibles.
Porque aún el ave no anidaba en sus ramas,
se me cayeron los ojos,
busqué sosiego, lumbre en la sangre,y
casi fui devorado por la bestia...

Hoy, mirando tus manos ajenas al descanso, he renacido
junto al moribundo,
he aclamado la solemnidad de los frutos.
Y he desterrado mi queja para alzarme con el dolor
del que cae extranjero a la luz y al canto.

Ya no existen fronteras en mi territorio.

Seré el sembrador en batalla constante
contra la dureza del desierto... y mi canto
será como un río vitalizando las siembras del mañana...

LA TIERRA PIDE SILENCIO

LA TIERRA PIDE SILENCIO

INCERTIDUMBRE

Pies heridos
en tremendo temblor helado,
entre oxidadas lunas y
vientos sin memoria,
solo,
más solo
que el corazón de los niños muertos,
olvidado
hasta por la rata
que un día comió mi pan.

Dispuesto a ganar,
a perder,
en un duelo de párpados y dientes,
busco
una piedra
en donde apoyar la nostalgia,
este sueño
forjado entre puños sangrantes,
vivo aún,
de pie,
como un árbol salpicado de llagas.

Nada en la ciudad,
ni la gota salada
de un mordido astro,
ni el tierno vientre de una espiga.

Sobre los hombres
caminas
los perros,
vomitan negros ladridos,
afanados
en triturar,
moler una a una las últimas hojas.
No me asustan.
No retrocedo.

Qué importa la carcajada
que va muriendo
bajo mi suela herida.
Y qué
la burla envenenada
cayendo, deslizándose por mis harapos.

Sólo el frío
me enreda los huesos,
sabe
de mi derrota
cuando un mar enlutado
posee a la tierra y
los pájaros
se arrancan los ojos
para olvidar que nacieron sin nido,
sin patria
ni pan.

Entonces,
caer,
caer en sollozo estrangulado:
¡que no mueran de angustia
mis pequeñas auroradas,
dulces hijas
del hombre vencedor de las bestias!
Es posible
que esta luvia no termine.

No tengo edad
ni nombre
ahora que el agua se confunde
con la médula,
vierte
hielo
sobre nieve.
La tarde es engullida por los zorros.

¡Un lugar -grito-,
un rincón,
una esquina
donde pueda desmayar tantas culebras grises!

¡Sólo eso!

Para que esta niña frutezca
lo mismo que un sol nuevo,
tenga
aroma y
música
su pan...

Más allá
de la lluvia,
de este hueso harapiento
que apenas puede sostener la niebla,
tal vez
se me permita
esculpir una estrella...
sí, tal vez...

ETERNIDAD

ETERNIDAD



INQUIETUD

Si quitas tu aroma del jardín,
desplomados quedarán los lirios,
no habrá música en el mundo...

MUJER

Quisiera condecorarte
con los mejores frutos de la blanca noche.
Entre tus piernas
cantan las eternidades,
florece la luz inmarchitable...

ENTRE LAS OLAS

Porque un niño fantasma
solloza entre las olas,
la belleza se desmorona de mis manos.

ATARDECER

El día envejece y
muere amortajado en sombras.
La sonrisa de un niño
surgirá de sus despojos y
será efímera
como nuestra esperanza.

EL MAR

A pesar de la noche y la distancia,
de la manzana que huyó tras el horizonte y
del viento ahorcado en un ciruelo,
el mar es una gota en mis pupilas.

OSCURIDAD

Arrodillado
frente a un niño muerto,
pienso en la atroz cojera del planeta
mientras los caminos
se desangran
sin que pueda intervenir la luz...

ABUELA

Sobre la cinta calcinada de los álamos
suspira un ángel vestido de blanco...
Es tu espíritu vagando,
flotando como un aroma
Nadie lo ha visto:
sólo mi corazón de relámpago herido.

IMÁGENES

Cual hoja
en el viento
tiembla el agua al acercarnos
poblada de imágenes
que no podemos ver
pero que palpian
y sueñan
a través de los siglos.

IDEAL

Cuando desaparezca mi cáscara,.
proseguiré buscando
el poema que jamás he podido vestir...

MOMENTOS

Hay momentos sobre piedra
cuando el espíritu escribe su vacío,
sus últimos fragmentos y
nadan en sombra sus ansias.
Entonces, aterrados,
nos parece que la vida es un mal sueño
del que hay que despertar...

NO HE NACIDO...

Guarda ese cardo, amiga,
que mi estadía en tu país
es transitoria.
No he nacido para perpetuarme
en una rosa
ni es para una sola noche mi canto.

CONVENCIMIENTO

Del viento,
que despoja al árbol
de sus inútiles vestidos,
he aprendido
cuán grande es luchar y
apagarse deshecho
en copihues palpitantes...

ARENA

En esta arena
veo rostros, árboles enlagrimados,
escucho el susurro
de una guitarra pulsada hace milenios.
Después, cuando dormidos
nos encuentren otros amaneceres,
tal vez alguien,
pisando nuestra inmortalidad,
comprenda el pensamiento
que hoy te entrego.

LO MÁS TRISTE

Cerrar la puerta
a los aromas,
diseminar aquellos soles
que bailaron en nuestra piel,
verse desnudo en medio de la noche,
es más triste
que poseer un mar embravecido..

LEJANIA

Lejos de mi España,
de los candiles
caídos en la hierba,
siento morir la tarde,
apagarse la montaña.

LA VIDA

Cuando los frutos
resplandezcan en todos los huertos,
habrá fiesta de mirlos en el aire y
el libro de este camino
será leído al borde la espiga.

ETERNIDAD

I

Hace tres mil años nos besamos
en la espesura de un bosque petrificado.
Nuestro amor quería romper
la niebla del espacio y del tiempo.
El mar nos decía que seríamos infinitos.
Al cruzar la estepa de los siglos
habría tiempo papa beber
aquellos crepúsculos que no alcanzamos apercibir.

II

El aciano azul lloraba
cuando una mortaja ciñó tu cuerpo.
El viento gemía
ante el derrumbe de tu templo,
La humedad te tocaba en pleno corazón..

III

Mil años después,
huérfano de luz, besé el polvo del camino.
Algo tuyo palpitaba en él.
Murmuré: “Te amo, polvo mío.
Esperaré que relumbres como un ídolo de bronce.
Caminaremos juntos bajo la noche gigante
y hasta e simple trébol
cual la oveja de los mares
se arrodillará a nuestros pasos.

IV

Un día de te vi nacer
con el regocijo de un naranjo en flor.
Peo ya mis pasos estaban amarillos.
El silencio se arrastraba a su morada.
Habías llegado tarde.
La muerte disgregaba mis espinas.
Los cipreses nunca comprendieron
por que la tierra se agitaba en las noches de calma...

V

Hoy no nos hemos encontrado.
Yo soy un faro ciego que en vano lucha
contra las tempestad
Tedio florece en mi costado
Los ojos vagan sin rumbo por las playas. .

Tu llegada será tranquila como el lento gotear de la aurora.
Reconoceré tu voz,
tu cuerpo solemne,
dadivoso en abandonos.
La desterrada juventud tornará a mi frente y
en las palma de mis manos comenzarán a caer estrellas.

VI

Nos amaremos como se aman los árboles en la noche.
Nunca mancillará nuestra marcha la hipocresía.
Despojada del manto de los atavismos,
querré verte desnuda
como esta mano que aún no cautiva los cielos.
Has de ser tan generosa como el agua,
amplia como el océano.
serás hermana de mi silencio,
sosiego de mis volcanes y
transformaré tus fuegos en la felicidad del agua dormida.

No te detendrás ante ningún escollo.
Mi barro triste estará contigo.
Y estoy cierto que en tres mil años
volveremos a leer este poema
en la espesura del bosque petrificado...

MANOS VERDES...

Entrar a mi silencio
para comprender el lenguaje silvestre de estas manos:
remueven la tierra
como acariciándola,
depositan la semilla
que mañana iluminará tu rostro.

En cada flor hay un poco de mi sangre,
también de mi sueños.
Este aliento se confunde
con la respiración de la húmeda madre.

Cada jardín es un pequeño reino:
los dedos son príncipes prodigiosos.

Las plantas me conocen.
Y en las morenas soledades
pronuncian quedamente un nombre..,
deseando que se esfumen los carruajes de la noche
para verme de nuevo junto ellas
arrodillado
como orando
o recordando una imagen perdida
en la infinitud del tiempo... .

Un día ya no vendré.

Se habrá apagado mi sonrisa y
una oscura dalia sellará para siempre mis labios.

Las plantas no querrán la luz del día,
amarán los pasos cautelosos de La noche
para oír la sinfonía de mi riego...

Seré yo quien cierre sus párpados:
las manos seguirán puliendo verdes ensueños,
amando la sabiduría infinita del agua...

Seguirán flotando eternamente...

ÁRBOLES EN LA INFANCIA

Fueron mis mejores amigos
allá en la estancia de los trompos.
Me enseñaron a cantar.
A veces era un sauce,
una acacia trasnochada en aromas
o algún roble enamorado de su altura.

Mi mayor pena
era verlos sin la sonrisa de sus hojas.
Creía que se marchaban
al lejano bosque de los anónimos.
Cuando desde el peñasco de las nubes
saltaba una pantera.
Y ellos se quedaban solos bajo el agua,
defendiéndose a duras penas
de los puños del viento.

Pero al invierno
también le crecía vapor en las sienes...

Cuánta fiesta para el espíritu.
La torre de los árboles
era besada tiernamente
por el rubio pintor de la tarde.

Como ya el hombre asomaba a mis ojos,
comprendí que los árboles tienen su propio lenguaje.
En un a encina vi la imagen de mi abuela
y montado en un sol de fantasía
le pedí aquello tan anhelado: un cuento.

“Hace muchos años vivía un príncipe...”

No pudo seguir.
Dos hombres oscuros interrumpieron el relato.
El hacha de los leñadores
la desterraba del camino.

¡Cómo se quejaba mi abuela encina!

Yo sólo era un niño.
Las hojas caían como un llanto...
La palomas en mi infancia
se empaparon de tristeza aquella tarde
cuando por segunda vez fallecía mi abuela...

LLUVIA

En medio
de la noche
se desangran las nubes.
Una carta extendida
es la lluvia en la memoria.

El puma de la tempertad
desmenuza las hojas,
se aleja rugiendo entre los secos almendros.

Ahora que dispara su dardos el invierno,
quisiera verte alegre
como un duende dorado,
bailar
entre las viñas del tiempo desterrado, sonreír
a la estrella
fatigada de cielo.

Quisiera
que en aroas florecierasn las ansias
y el polvo de tus labios
el aire se llevara...

Pero l agua envejece,
solloza de rodillas: su infito llorar
ns arañas las manos.
Y gritamos
un silencio que nos rompe la carne.


NAUFRAGIO

Naranjas tibias en el cielo...

Tendido sobre nubes
renace en mí su aliento, esa flor
desplomada por la fiebre del viento...

Nació para ser pájaro, fragancia
de laurel:
sus manos se llenaron de alas una tarde y
los duendes
huyeron de su rostro silvestre...

Lloraba una guitarra
perdida en la montaña, gemía un vagabundo
en la copa de los árboles...
Hoy el bosque en su nombre
florece en la memoria,
la música del fuego
solloza entre las hojas...

Inútil es esta humareda en el pecho.
Ese día naufragó la barca de su sangre,
se apagaron las aguas
en el reino escarchado y
se fue pensando en los silencios del poeta...

DESPEDIDA

Me despido de tu sangre.

Puede que mi regreso
sea cual mano disuelta en la distancia.

Si oscurecido vuelvo a tu posada,
si de tanto llover
se empañan mis ojos, no maldigas
a la desconocida que me dé su aliento.

A pesar de su equipaje,
he de romper
los fríos que me cubran
para llegara a tu boca
en un sorbo de agua tembloroso..